Influecer cubano Miguelín asegura que la dictadura cubana tiene que caerse

El influencer cubano llegó hace poco a Estados Unidos cruzando fronteras. (Foto: Miguelín – Instagram)

El cubano Miguel David, protagonista de la saga de videos humorísticos ‘Las locuras de Miguelín’, contó en el programa El Mañanero, de Alexander Otaola, cómo era su vida en Cuba en los últimos tiempos y qué lo impulsó a escapar de la Isla a cualquier precio.

“Ya a mí me habían reclamado. Estaba esperando la reunificación, pero no podía esperar. Desde que salí para acá todo fue duro. No pensé que fuera así. De hecho, fue la primera vez que sentí miedo por mi vida. Era como un juego que cada nivel era más difícil. Cuando está ahí no puedes echarte atrás, hay que seguir y puede pasar cualquier cosa”, declaró el youtuber.

De igual forma, agregó sobre la situación en su país de origen: “Cuba no se puede mejorar. Eso para que mejore tiene que caerse y empezar un nuevo mandato, nuevo gobierno, nuevas leyes. Se pone peor por día. Imagínate que una cola la puedes empezar a hacer por la madrugada y al otro día no coger nada”.

Miguelín confesó que era víctima de un acoso constante por la policía política, que más de una vez le impidió realizar sus videos. “Un día salí a la calle y me interceptaron tres hombres. Me impresionaron. Era la primera vez que chocaba con eso. Yo sabía que por mis críticas me iban a llamar”, relató.

“Me volvieron a detener cuando salí a grabar un video de los apagones y me preguntaban quién me pagaba, quién me mandaba y decían que mi cabeza no daba para hacer esos guiones. Entonces cuando pasó lo del 11 de julio impidieron que saliera. Me dijeron que no convocara porque si no me iban a caer de 10 a 15 años de cárcel”, aseguró el joven cubano.

Para Miguelín, todo se fue complicando hasta darse cuenta de que su única salida era abandonar el país y reunirse con su mamá y su hermano que residen en Miami. “En Cuba no tenía vida. Los jóvenes saben que allá no hay vida y el sueño de todo el mundo es salir de allá. Yo hubiera preferido no irme y que mi país cambiara”, dijo.

“Yo no se lo dije a nadie. Ni a mi cámara, ni al flaco, ni a mi abuela. Salí para el aeropuerto y hasta que no andaba por Guatemala no llamé. Cuando uno llega aquí es como si te acabaran de cortar el cordón umbilical, como volver a nacer”, confesó aliviado.

El joven reconoció que en Cuba tuvo bastante aceptación del público: “en la calle la gente me paraba para saludarme. Sabían quién era y me seguían a todas partes”. Además, por ahora piensa aprovechar ese auge que ha logrado para continuar con sus deseos de trabajar como lo hacía en la Isla, lo que cambiando el contenido para adecuarlo a su nueva vida.