José Barrientos, uno de los corredores más rápidos del mundo en su generación

José Barrientos nació el 18 de marzo de 1904 en Matanzas. (Foto: Ecured)

¿Sabías que un cubano estuvo considerado como uno de los corredores más rápidos de su generación en una época en que, incluso, no existía una política deportiva destinada a la masificación del deporte o a la captación de atletas con perspectivas de alto rendimiento? Te hablamos de José Eduardo Barrientos Schweyer, “el relámpago del Caribe” o, simplemente, Pepe.

Este hombre nació el 18 de marzo de 1904 en Matanzas. En sus inicios no era un esprínter ‒así también son conocidos los velocistas‒, sino que destacaba en carreras de largo aliento. Fue bastante sonado su debut en 1920, cuando tenía alrededor de 16 años, en una galopada que unía el tramo desde Limonar hasta la ciudad cabecera de la provincia.

Pese a ello, corrió con poca suerte (literalmente) en ese ámbito y marchó hacia Estados Unidos, territorio donde incursionaría en el deporte de las bolas y los strikes, el pasatiempo nacional de su país de nacimiento, pero no destacó mucho en la práctica del béisbol.

Luego regresó a Cuba para estudiar en la Universidad de La Habana y ahí comenzó a forjarse su leyenda: empezó como cuatrocentista, mejoró su técnica y, sobre todo, su velocidad. Se convirtió en uno de los mejores atletas de la casa de altos estudios y dominaba fácilmente pruebas de 50, 100, 200 y 400 metros planos, además del salto largo; era también, por supuesto, fundamental en los relevos.

Por su calidad, es seleccionado para representar a esa institución en certámenes internacionales en los que se estrena por todo lo alto. En 1925, vence en EEUU en el hectómetro y en el doble hectómetro a estudiantes de la Universidad de Georgia y resulta imbatible en un festival de relevos.

Un año más tarde será seleccionado para participar en los I Juegos Centroamericanos y del Caribe, aunque no podrá saltar a la pista porque se hallaba en proceso de recuperación luego de una operación. Después derrotaría en La Habana, en 100 m planos, al norteño Harold Osborn, monarca bajo los cinco aros y plusmarquista mundial de decatlón.

Hace historia el 26 de marzo de 1927, fecha en la que detuvo el reloj en 10,2 segundos en el hectómetro, tiempo que igualaba el récord mundial. No fue homologado, pero los especialistas se referían a Barrientos como el dueño del mejor crono de la temporada. Unos días más tarde, el 8 de mayo, volverá a igualar esa marca, pero no fue certificado por el viento a favor. Repetiría ese registro nuevamente y tampoco sería confirmado por los árbitros.

Debido a estos increíbles resultados, las autoridades deportivas cubanas decidieron que Pepe sería el representante en las Olimpiadas que tendrían lugar en Ámsterdam en 1928. Muchos obstáculos tuvo que esquivar para viajar hacia Holanda y antes de la cita también, pues nunca contó con el apoyo de federativos durante su preparación.

Pese a ello, en la capital de los Países Bajos clasificó en el primer heat luego de cruzar la meta con tiempo de 11,10 segundos. En la siguiente carrera finalizaría cuarto y ese puesto lo dejaría fuera de la discusión de las medallas. Un año más tarde se retiró, cuando todavía tenía un gran futuro por delante.

El 27 de septiembre de 1945, el avión en el que iba desde Cayo Hueso hacia la capital cubana desapareció en el mar.

En su honor, la competencia de atletismo más importante a nivel nacional, que cuenta además con participación extranjera, lleva su nombre: el Memorial Barrientos.