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Joven de la icónica foto frente al Capitolio habla sobre su detención el 11J

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Joven de la icónica foto frente al Capitolio habla sobre su detención el 11J

La imagen de su detención dio la vuelta al mundo

Rolando Remedios previo a su arresto en el 11J. (Rolando Remedios-Twitter).

Rolando Remedios previo a su arresto en el 11J. (Rolando Remedios-Twitter).

Rolando Remedios, joven que aparece en la icónica foto de las protestas del 11 de julio frente a Capitolio, contó cómo fue su detención y la describe como una experiencia “traumática”.

La agencia de noticias AFP captó el momento en que el activista fue violentamente detenido por agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y de la Seguridad del Estado, vestidos de civil. La imagen, en la que Remedios forcejeaba con tres agentes, uno de los cuales lo sujetaba del cuello con los brazos, dio la vuelta al mundo, siendo una de las más utilizadas por los medios internacionales para ilustrar el estallido social en la Isla.

Tras su liberación, el joven ha dado su testimonio para la misma agencia, explicando cómo pasó por dos prisiones tras ser capturado por las fuerzas represivas cubanas.

Remedios recordó que la mañana del domingo 11 de julio vio en redes sociales videos de la primera manifestación, ocurrida en San Antonio de los Baños, en la provincia de Artemisa. Después comenzaron a salir imágenes de cientos de personas protestando en el Malecón de La Habana, y fue cuando se armó de valor para salir también, pero ni siquiera alcanzó a llegar.

“Entonces decidí ir hacia el Malecón, para unirme a la protesta, pero fui detenido mientras intentaba ayudar a un manifestante que estaba en el suelo y que había sido golpeado por represores”, explicó vía telefónica a la AFP.

Remedios estudia en línea la carrera de Ciencias Médicas en University of the People (Universidad del Pueblo, con sede en California). Explicó que la protesta lo tomó por sorpresa.

“Pensé que podía marcar el fin del sistema, aunque yo sabía que ese mismo día no iba a terminar, pero sí que iba a ser un duro golpe para el gobierno”, señaló.

El joven enumeró las razones por las que se decidió a salir, entre ellas la pésima gestión de la pandemia, la negación de la crisis sanitaria, la escasez de alimentos y medicinas, los presos políticos, y por todos los migrantes que han muerto “intentando huir de esta pesadilla”.

Tras ser arrestado fue trasladado a una estación de Policía en el municipio Diez de Octubre, donde reside con sus padres. Los interrogatorios comenzaron en la madrugada, pero se negó a dar declaraciones y a las 4:00 a.m. lo condujeron con cerca de 50 detenidos a una prisión en el municipio del Cotorro, en La Habana.

“La bienvenida de eso fue horrible. Nos pasaron directamente al solar, que viene siendo como el patio, no teníamos idea de dónde estábamos. Había perros, la idea era aterrorizarnos. Entonces, nos obligaron a pararnos contra los muros, con las manos detrás, golpearon a muchos”, explicó.

Él fue llevado a una celda de castigo por negarse a declarar, pero rápidamente fue cambiado a una celda común.

“No me dolió tanto ese maltrato durante el traslado, o la galleta que me dieron, lo que más me dolió fue escuchar lo que sucedía afuera”, indicó Remedios.

“Fue una noche traumática, una madrugada terrible, porque la impotencia era mucha y había gritos y el sonido de las mangueras y los bastones, pegando en los cuerpos, uno tras otro, fue doloroso”, añadió.

Permaneció sin abogado ni familiares, quienes fueron notificados de la detención, pero no de su paradero. A los 14 días de su arresto lo llevaron a otra cárcel, “Jóvenes de Occidente”, también en La Habana.

Le raparon la cabeza y tuvo que pedir a sus familiares una cubeta para bañarse porque no había agua corriente.

Este viernes 6 de agosto fue liberado sin previo aviso, por lo que ni él ni su representante legal están seguros sobre si habrá represalias para él más tarde.

“No me dijeron si era libertad condicional. Ni yo ni mi abogado sabemos qué tipo de medidas se tomó”, dijo todavía nervioso.

El joven no tuvo miedo de dar su testimonio porque afirma que lo que vivió Cuba fue “histórico” y que era “necesario” para “marcar un antes y un después”.

Hasta la fecha, el Tribunal Supremo de Cuba ha procesado a 62 personas por participar en las protestas,  53 de ellos por el delito de “desorden público”.

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