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Joven de Contramaestre volverá a caminar gracias a donación de un aparato ortopédico desde Miami
El muchacho, de 18 años y residente en Santiago de Cuba, recibió la ayuda a través de la iniciativa Huellas
Un joven cubano, residente en Contramaestre, Santiago de Cuba, podrá volver a caminar gracias a una donación enviada desde la ciudad de Miami, a través de la solidaria iniciativa Huellas.
En Facebook, la activista Johanna Jolá Álvarez compartió la buena noticia sobre Alejandro Babastro Téllez, de 18 años, quien recibió un aparato ortopédico por parte de Boris Jolá.
Esta persona compró, embaló y transportó personalmente el dispositivo, que ha dado un cambio de vida al muchacho. La activista agradeció la intervención de personas solidarias que, en medio de las dificultades económicas y logísticas, hicieron posible la llegada del aparato.
Karina Téllez García, enfermera y madre de Alejandro, fue quien pidió ayuda para su hijo, cuyo estado de salud había quedado comprometido después de un accidente. A partir de ese momento, Huellas asumió el compromiso de buscar una solución para devolver la movilidad al muchacho.
A pesar de las críticas que recibe la activista Jolá Álvarez, relacionadas con su presunta vinculación con el régimen cubano, su proyecto Huellas continúa siendo un canal de apoyo para numerosas familias que enfrentan tragedias y carencias en la isla.
Tras el impacto del huracán Oscar, la organización de esta mujer se encargó de denunciar el retraso en la entrega de ayuda para los afectados por este ciclón en el oriente de la Isla.
Integrantes de Huellas que llegaron a Guantánamo con diferentes tipos de apoyo encontraron un almacén con montones de donaciones, como galletas, alimentos, televisores, sillas de ruedas y otros artículos esenciales, apilados sin distribución y comenzando a descomponerse por la humedad y falta de gestión.
“Es una situación inaceptable que, mientras los almacenes estaban llenos de donaciones, la población circundante clamaba por ayuda. Se veían familias sin hogar, madres con niños descalzos y ancianos hambrientos, deambulando y buscando lo más básico para sobrevivir”, relató Jolá Álvarez.
Los miembros de la organización se enfrentaron a escenas estremecedoras en Imías y San Antonio del Sur. “En cada esquina encontrábamos personas con necesidades extremas: ancianos, niños descalzos con miradas perdidas. Hombres y mujeres vestidos con harapos que sobrevivieron a una tormenta solo para ser olvidados por aquellos que tienen la responsabilidad de protegerlos”, comentó la activista.
Durante los días siguientes, la organización distribuyó cientos de cajas con alimentos y suministros esenciales, sorteando el barro y las difíciles condiciones climáticas. En un momento, casi quedaron atrapados en Imías debido a la crecida de los ríos y la evacuación urgente en San Antonio del Sur.
La organización también identificó que la indiferencia de las autoridades locales y la falta de una respuesta gubernamental adecuada han convertido esta emergencia en una tragedia que parecía no tener fin para el pueblo de Guantánamo.