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Periódico Cubano

Julio César la Cruz gana la sexta medalla de oro para Cuba

DEPORTES

Julio César la Cruz gana la sexta medalla de oro para Cuba

El boxeador cubano exhibió una auténtica danza sobre el cuadrilátero

Julio Cesar La Cruz encabeza a la delegación cubana en Tokio 2020. (Foto: Getty Images-Zimbio)

El peleador cubano Julio César la Cruz dejó en claro durante la final de los 91 kilogramos porque fue un enigma para sus oponentes sobre el cuadrilátero olímpicos de Tokio 2020.

En la Arena Kokugikan de la capital nipona, ‘La sombra‘ fue inalcanzable para el actual campeón mundial de la división, el ruso Muslim Gadzhimagomedov, a quien terminó doblegando por votación unánime de 5-0 para agenciarse la sexta medalla de oro de la delegación antillana.

El ídolo de la plaza San Juan de Dios alcanzó su segunda presea dorada, tras el metal áureo obtenido en los 81 kilos en Río de Janeiro 2016.

Para ocupar el trono de los pesados dejó en el camino 5-0 al keniano Elly Ocholea, luego pasó 4-1 sobre el español de origen cubano Enmanuel Reyes y en semifinales doblegó por la misma vía al brasileño Abner Teixeira.

Con su victoria, La Cruz se erige en el tercer peleador antillano en ganar la división, luego que lo hicieran Félix Savón en las ediciones de Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sídney 2000, así como Odlanier Solís en Atenas 2004.

Como es costumbre en su estilo, La Cruz fue imposible de encontrar en esta última final dentro del cuadrilátero.

Una combinación perfecta de fintas,  movimientos de torso, y una provocadora guardia baja para incitar al contrario y tentarlo a golpear primero.

El tetracampeón mundial se convirtió en el púgil número 11 de Cuba en conquistar dos coronas en citas estivales, para unirse a sus compañeros de equipo Roniel Iglesias y Arlen López, quienes lo consiguieron también aquí.

Con tres coronas se ubican Teófilo Stevenson y Félix Savón, por delante de Ángel Herrera, Ariel Hernández, Héctor Vinent, Mario Kindelán, Guillermo Rigoneaux y Robeisy Ramírez.

Solo entonces Julio César iba al contraataque. Uno o dos golpes a la anatomía del pugilista ruso, ataques milimétricos que hacían perder la conciencia y el plan táctico a su rival.

Una auténtica danza sobre el cuadrilátero hace fallar al oponente.

Su estilo no convencional no deja indiferente ni al menos avezado en estos temas. Lo cierto es que Julio César es contundente. Demostró su mejor técnica y no dejó que el contrario le llegara, salvo al final, cuando ya todo estaba decidido.

 

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