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Periódico Cubano

La historia no contada de Onel Hernández: De Morón a la Premier League

DEPORTES

La historia no contada de Onel Hernández: De Morón a la Premier League

Onel encontró un asidero en el fútbol ante los grandes cambios que sufrió en su vida

Futbolistas cubanos en ligas extranjeras podrán representar a Cuba

Onel Hernández. (Foto: Norwich City-Twitter)

Onel Hernández, el extremo de 28 años de Norwich City, es un hacedor de historia. Pero esta es una historia tanto sobre su lugar de nacimiento y su curiosa relación con el fútbol como sobre el propio hombre.

Nacido en Morón, Ciego de Ávila en 1993, Hernández se fue cuando tenía seis años y ha regresado solo unas pocas veces.

Su madre, Yaneisy Mayea, conoció a un turista alemán a mediados de la década de 1990. Un año después, aceptó una propuesta para casarse y emigrar a la pequeña ciudad de Gutersloh, a una hora en coche al este de Dortmund.

Fue una decisión que no solo cambió para siempre la vida de una madre soltera de 21 años, sino que también y sin saberlo puso a su hijo en el camino a convertirse en una estrella de fútbol.

«Cuando fui a Alemania, Onel se quedó aquí», dice Yaneisy en una entrevista BBC Sport desde el interior de la modesta que tiene en Morón.

«Fue difícil dejarlo, por supuesto, pero su padre necesitaba firmar un documento que me autorizaba a llevarlo a Alemania y se negó. Onel se quedó con mi madre durante dos años antes de que su padre finalmente accediera a darme el permiso».

Hernández pasó esos años intermedios disfrutando de una infancia sencilla: asistiendo a la escuela, recogiendo mangos frescos de los árboles de sus vecinos, jugando en la calle.

Cuando llegó el momento de mudarse, lloró todo el camino hasta el aeropuerto, confundido y angustiado por estar dejando la única casa que conocía.

Sin una palabra de alemán y sin amigos, fue una transición difícil. Pero el padrastro de Hernández era un entrenador de fútbol y sugirió que el deporte podría ayudarlo a adaptarse.

Los comienzos en el fútbol

Empujado por Yaneisy gritando en español desde el banquillo, Hernández pasó a jugar para los equipos juveniles del FC Gutersloh y LR Ahlen antes de unirse a la academia de Arminia Bielefeld a los 14 años. .

Sin embargo, al cabo de un mes, Ziege se había ido y Hernández volvía a entrenar con los sub-23 de Bielefeld. Después de una temporada con Werder Bremen II y Wolfsburg II, se unió al Eintracht Braunschweig, donde marcó cinco goles para ayudarlos a acercarse al ascenso a la Bundesliga.

En enero de 2018, fue vendido a Norwich por 2,5 millones de euros (2,2 millones de libras). «Onel», dijo el director deportivo de Braunschweig, Marc Arnold, «superó con creces todas nuestras expectativas».

El amor por Cuba

Al llegar a un nuevo país una vez más, Hernández mostró su velocidad tanto dentro como fuera de la cancha, aprendiendo rápidamente el  inglés y disfrutando de una productiva primera temporada completa en Inglaterra durante la 2018-19.

En el día inaugural de la temporada 2019-20, Hernández hizo historia cuando salió de la banca en Anfield,con la bandera de su tierra natal.

«Onel jugó una vez para Alemania Sub-18 y tuvo la oportunidad de continuar, pero su sueño siempre ha sido jugar para Cuba», dice Yaneisy, quien actúa como intermediaria entre su hijo y la asociación de fútbol del país.

«El problema es que el fútbol en Cuba no es como Alemania o Inglaterra u otros países», dice Yaneisy, sentada junto a una pequeña foto firmada de su hijo con una camiseta de Braunschweig. «El fútbol no es el deporte principal y no es seguido por mucha gente, pero la gente que sigue al fútbol conoce a mi hijo, seguro».

A pesar de que deportes como el béisbol, el voleibol y el boxeo tiene una mayor tradición en Cuba, el fútbol también tiene una historia.

La mayor de las Antillas jugó en la Copa del Mundo de 1938 en Italia, venciendo a Rumanía antes de perder 8-0 ante Suecia.

Desde la década de 1960, el béisbol en Cuba se ha lanzado no solo como un deporte, sino como un medio para luchar contra el «enemigo» percibido que es Estados Unidos, dice Mario Lara, un historiador del fútbol cubano. Cuando los mejores jugadores de béisbol del país comenzaron a desertar a Estados Unidos hace una década, las autoridades intentaron encubrirlo con fútbol.

«No esperaban que fuera popular. Pero una vez que el fútbol te toca, se mete en tu sistema», dice Lara. «Lo que el gobierno trató de usar como solución se convirtió en una enfermedad para ellos, porque ahora mucha gente en Cuba ama el fútbol y es el béisbol lo que está sufriendo».

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