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Periódico Cubano

La moda que impuso el ajedrecista cubano José Raúl Capablanca en Moscú

DEPORTES

La moda que impuso el ajedrecista cubano José Raúl Capablanca en Moscú

El entonces campeón mundial visitó la Unión Soviética y fue recibido como un ‘rockstar’

En la historia mundial del ajedrez sobresale el nombre del cubano José Raúl Capablanca por su estilo de juego en los tableros y un logró que no ha obtenido otra persona oriunda de Latinoamérica.

El nacido en La Habana, un día como hoy, 19 de noviembre, pero de 1888, es el único latinoamericano que aparece en la lista de los campeones mundiales, donde rusos y europeos han sido los campeones absolutos por décadas.

El “Mozart del Ajedrez”, apodado así por sus prematuros éxitos, como ganar el campeonato nacional de la Isla a los 13 años, se volvió un ícono ajedrecístico y un peligroso rival en los torneos internacionales.

Capablanca vivió una época dorada durante los años 20 del siglo pasado al conseguir importantes triunfos que incluso le generaron otro apodo mucho más temido, “la Máquina del Ajedrez”.

La racha de victorias lo acercaron al ansiado duelo por el campeonato mundial, teniendo como rival a Emanuel Lasker, un ajedrecista del entonces Imperio Alemán que llevaba 27 años consecutivos como monarca de este deporte.

La historia dice que el europeo no quería perder ante el cubano y estaba dispuesto a cederle el título sin jugar, pero el antillano no aceptó la propuesta.

El match se realizó en La Habana del 18 de marzo al 28 de abril de 1921. Se programaron 24 partidas, pero no se jugaron todas. Cuando el duelo iba en la 14, Lasker, por supuestas recomendaciones médicas, decidió retirarse y esto convirtió a Capablanca en campeón mundial.

Al final, el cubano registró cuatro triunfos y en las otras 10 partidas terminaron empatados, Lasker se retiró sin ganar al menos un encuentro.

Las victorias a su temprana edad, el invicto ante Lasker, su campeonato mundial y el modo de juego convirtieron a Capablanca en un ajedrecista popular, esta posición le generaba invitaciones a torneos de élite y en uno de ellos causó gran entusiasmo entre los aficionados ajedrecistas en Moscú.

En 1925, Nicolái Krilenko, presidente del Comité de Justicia del Estado, organizó un torneo internacional en el lujoso hotel Metropol. En esa época no había no relaciones diplomáticas entre la Unión Soviética y Cuba, además de que se hablaban de horrores en ese país por la llegada del comunismo al poder.

Capablanca no hizo caso a la prensa extranjera y se embarcó hacia Moscú. La presencia del cubano en tierra soviética fue todo un éxito, prácticamente lo recibieron como un ‘rockstar’ por los aficionados locales.

El entonces campeón mundial caminaba por las calles de Moscú entre aplausos y su vestimenta fue tan llamativa, que empezó a ser imitada. Los moscovitas comenzaron a ponerse traje, corbata y gemelos, unos accesorios que reemplazan los botones en una camisa de vestir a la altura de las muñecas.

Era tanta la fascinación de los rusos por Capablanca, que el director de cine Vsévolod Pudovkin incluso rodó una película de ficción llamada “La fiebre del ajedrez”, en el marco del campeonato internacional, e incluyó entre los personajes al cubano interpretándose como él mismo.

La trama es de un joven apasionado por dicho deporte que falta a su propia boda por estar más interesados en el juego. Entonces, el campeón del mundo es el único que puede salvar el desastre de esta relación.

Luego de la exitosa visita a Moscú, Capablanca perdió la corona ante el francés Alexander Alekhine en un match celebrado en Argentina del 16 de septiembre al 30 de noviembre de 1927. El marcador final fue de 18.5 puntos para el europeo y 15.5 unidades para el cubano en un duelo de 34 partidas.

Capablanca murió el 8 de marzo de 1942 en Nueva York; estaba en un club de ajedrez en Manhattan cuando sufrió una hemorragia cerebral, consecuencia de la hipertensión arterial que venía padeciendo desde hace tiempo.

Sus restos fueron trasladados en barco a la Isla y enterrados con todos los honores en el cementerio Colón, en La Habana.

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