Las «ocurrencias» de Díaz-Canel cuando fue el Primer Secretario del Partido en Holguín

Al dirigente le colocaron el sobrenombre de Díaz-Canel “pinturita” pues prácticamente su gestión se basó en intentar remodelar a la ciudad de Holguín. (Caricatura: Garrincha)

Desde el año 2003 hasta el 2009, el presidente de Cuba: Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ocupó el cargo de Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la provincia de Holguín.

Aunque han transcurrido cerca de dos décadas de que iniciara su mandato en el territorio norte oriental, el pueblo no ha olvidado algunas de las «ocurrencias y disparates” que se realizaron por orden del actual dictador de la isla caribeña.

Fuentes cercanas a Periódico Cubano rememoran sobre las iniciativas del esposo de Lis Cuesta Peraza, a quien conoció en esa etapa y por la cual dejó a la madre de sus hijos.

A propósito, declaran que al dirigente le colocaron el sobrenombre de Díaz-Canel “pinturita” pues prácticamente su gestión se basó en intentar remodelar a la ciudad, en vez de mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

En ese entonces, el llamado ‘Proyecto Imagen’ puso a la Ciudad Cubana de los Parques de cabeza con obras constructivas, remodelación o más bien la destrucción del parque principal, entre otras historias que bien vale recordar.

1. El disparate en la estatua y jardineras de Calixto García

En el parque central de Holguín, que lleva el nombre del patriota cubano General de las Tres Guerras, existe una estatua en su honor, la cual fue inaugurada en 1916.

Traído desde Italia, el monumento está acompañado por una segunda estatua a los pies del general que simboliza la Libertad, dicen los medios de esa localidad cubana.

«Durante años, rodeó a esta estatua unas jardineras de mármol de color verde, en las cuales siempre había plantas y rosales florecidos, los que servían, además de adornar esa zona, como tributo a Calixto», comenta a este medio, un holguinero de pura cepa, que ha pedido mantener el anonimato.

Con sus ideas de cambiar las cosas, llegó el «dictador del corazón» de Machi y decidió que las jardineras debían quitarse y en vez de estas, colocar lozas de mármol y cercar el monumento con verjas metal.

Justo así, quedó este espacio hasta el día de hoy, ocasionando el descontento de historiadores y conocedores de la tradición monumental de Holguín.

2. El Bulevar de Holguín

Las calles de la ciudad de Holguín fueron trazadas, en las épocas coloniales, desde la emblemática Loma de la Cruz, es por ello que la gran mayoría de las principales arterias atraviesan a la urbe en formas muy rectas de norte a sur y de este a oeste.

Así se mantuvieron y evolucionaron al ritmo citadino, muchas de ellas acogiendo la mayor cantidad de tráfico por su rapidez y facilidad de cruzar el municipio capital prácticamente, de lado a lado, sin obstáculos.

Sin embargo, esto cambió cuando Díaz-Canel se propuso construir en varias cuadras de la céntrica calle Libertad, un Bulevar, idea que sacó seguramente de su provincia natal, Villa Clara.

La obra inició en el 2005 y de acuerdo al historiador Hiram Pérez Concepción, quien en ese momento asumía la dirección del Centro Provincial de Patrimonio en ese territorio, «Del concepto tradicional con amplias avenidas y áreas verdes sacamos la esencia. Lo adecuamos a nuestra realidad y necesidades urbanísticas».

El diseño abarca tres cuadras y vincula los parques más importantes: el ‘San José’, el ‘Calixto García’ y el ‘Julio Grave de Peralta’, conocido como ‘De las Flores’.

En resumen, con el paso de los años lo que se suponía sería una especie de «paseo» para los lugareños, es más bien un lugar donde duermen deambulantes, por el que se transita siempre apurados bajo el ardiente sol oriental y el acoso de los numerosos revendedores que pululan bajo la vista de los gobernantes.

3. Díaz Canel: «el leñador y pinturita»

Otra etapa del mandato de Miguel Díaz-Canel en la provincia se caracterizó por talar casi todos los árboles del parque ‘Calixto García’, el mismo en el que ya había dejado su «toque personal».

En esa época, los dirigentes se escudaron en una enfermedad en la vegetación para arrancar de raíz la gran mayoría. Así quedaron los bancos del lugar sin ninguna sombra para descansar en ellos, pero claro, de esto jamás se percataron los directivos, pues nunca se sentaban.

No por gusto, los holguineros de forma jocosa le llegaron a decir el sobrenombre de «el leñador», mote que también alternaban con «pinturita».

Sobre este último, aún en la actualidad, los mayores recuerdan que pese a las necesidades que siempre han pasado los cubanos de a pie en Holguín, el entonces Primer Secretario del PCC, centraba sus esfuerzos en pintar todo lo que pudiera aparentar que la ciudad progresaba.

«Era como pintar una vieja con colorete, imagina las brigadas pintando paradas de guaguas y lo que se le atravesara, que derroche de recursos…», declara entre risas un oriundo del territorio, quien añade que en esos años, el mandatario no tenía «ni tantas libras de más ni usaba ropa de marca, como ahora».