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Marrero dice que el gobierno ya cumplió con los campesinos y ahora ellos deben “esforzarse” más
Según él, el régimen ha invertido mucho dinero en las nuevas medidas y ahora le corresponde a ellos “dar resultados”
Manuel Marrero Cruz, primer ministro cubano. (Foto: Cubadebate).
El primer ministro de Cuba, Manuel Marrero Cruz, nuevamente responsabilizó a los campesinos por la baja producción alimentaria del país.
La semana pasada el viceprimer ministro de Cuba, Jorge Luis Tapia Fonseca, señaló a los productores agropecuarios como responsables de la escasez de alimentos, ahora Marrero reafirma la supuesta responsabilidad de los campesinos cubanos.
Según un reporte del diario oficialista Granma, Marrero indicó que les corresponde a los campesinos demostrar “esfuerzos y resultados”.
Sobre la situación de Holguín, afirmó que “el incumplimiento de los programas de siembra de plátano, yuca, malanga y de otros cultivos, así como el pobre nivel de cría de aves, conejos y ovejos en los municipios, retrasa las intenciones de garantizar mensualmente las 30 libras de viandas y los cinco kilogramos de proteína animal por persona”.
El funcionario también se refirió a las medidas impuestas recientemente por el gobierno para promover la agricultura, recalcando que se han destinado grandes cantidades de dinero “en beneficio” de los productores y para recuperarlos, y así paliar la escasez que enfrenta el país.
Desde la aprobación de más de 60 medidas en favor de la agricultura, las autoridades se han dedicado a ensalzar las acciones gubernamentales, ignorando las verdaderas necesidades que todavía enfrentan los campesinos y que, en realidad, no han cambiado con las medidas.
Según Marrero y Tapia Fonseca, los agricultores y ganaderos de Cuba ya tienen lo necesario para trabajar y solo depende de ellos encontrar la “motivación” para hacerlo, pues ambos han señalado la baja producción como un problema de “actitud” de los agropecuarios.
No obstante, los problemas que han propiciado la escasez por años y la han agudizado en los últimos meses no han sido atendidos por las autoridades. Entre ellos destaca la falta de libertad de los campesinos para decidir qué, cuánto y cómo sembrar; y de todos los productores para elegir cómo y a cuánto comerciarlo.
Según el primer ministro cubano “la diferencia de la reducción de impuestos y de las tarifas de los servicios de agua, electricidad, y de otros tipos, así como el incremento de precios de compra para varios productos, la asume el Gobierno con dinero del presupuesto, que está sobregirado”.
Sin embargo, son varias trabas burocráticas las que enfrentan los productores para acceder a tales beneficios pues, aunque todos enfrentan el mismo problema de consumo, deben cumplir ciertos requisitos para que se les haga algún descuento en sus recibos de agua y electricidad.
La enorme inflación que siguió al ordenamiento monetario, es algo que los campesinos cubanos no han podido solventar. Además de que su labor se volvió poco redituable por los precios de sus propios insumos (fertilizantes, plaguicidas, comida para animales, etc.). El gobierno parece olvidar que también cuentan con gastos familiares, como su propia electricidad, servicios básicos, sus propios alimentos, entre otras necesidades.
En ese sentido, el control sobre los precios y las ventas de sus productos es lo que realmente está afectando a los agropecuarios cubanos, pero el gobierno se niega terminantemente a liberar el mercado, por lo que los campesinos han señalado en varias ocasiones que la escasez de alimentos continuará también.
