Nuevo brazalete detecta la presencia de drogas en las bebidas

El brazalete, Xantus, creado por Kim Eisenmann y Sven Häuser, puede detectar la presencia de drogas en las bebidas. Para su funcionamiento solo es necesario aplicar una gota del líquido en cuestión, para ser analizada y detectar cualquier rastro de drogas para incapacitar a otros.

El invento ya está a la venta en las tiendas alemanas dm- drogerie markt. Es una cinta de color blanca, similar a las utilizadas por muchos clubes nocturnos. Tiene dos círculos de color verde que cambian al color azul cuando entran en contacto con una bebida adulterada.

Además de prevenir la ingesta de bebidas alteradas, el brazalete puede servir para disuadir a agresores potenciales de intentar drogar a quien lo lleva puesto.

La iniciativa nació cuando un amigo de Eisenmann, fue drogado durante una fiesta, asaltado y encontrado herido en un parque, sin ningún recuerdo de lo que le había pasado.

Eisenmann, quien estuvo presente en la misma fiesta, se unió a Häuser para la creación del brazalete, ya que no existía un producto similar, pese a la frecuencia de esta práctica.

De acuerdo al Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, cada año, cientos de personas son drogadas por medio de bebidas alteradas, ya sea por añadir alcohol o drogas sin conocimiento de la víctima.

Pero no se trata de un problema exclusivo del Reino Unido, ya que se han registrado casos en todas partes del mundo. Aunque las cifras no son precisas, ya que muchas víctimas no denuncian el hecho por la pérdida de memoria o incluso vergüenza.

Algunos de los fármacos más comunes en la alteración de bebidas son incluyen el gamma-hidroxibutirato (GHB) y la gamma-butirolactona (GBL), conocidos por sus efectos sedantes y anestésicos, pero también se ha detectado el uso de diazepam, Rohypnol y ketamina.

Drogas el GHB suelen ser incoloras e insípidas, cuyos efectos pueden sentirse en los primeros 10 minutos de su ingesta, provocando mareos y náuseas. De acuerdo a la organización Weisser Ring, sus efectos son parecidos a los del alcohol, por lo que su uso pasa desapercibido para los posibles testigos.

La adulteración de bebidas alcohólicas es penalizada en el Reino Unido, con una pena máxima de 10 años de cárcel, que pueden incrementar si ha tenido lugar una agresión, violación o asalto.

Con información de EuroNews