Ola de asaltos con pistolas y armas blancas en Santiago de Cuba

Residentes en Santiago de Cuba temen por su seguridad ante la ola de asaltos con pistolas y armas blanca en esa provincia, incluso a plena luz del día y en calles transitadas.

Los ladrones “atacan sin cubrirse la cara”, según dijo a Diario de Cuba el joven estudiante de Arquitectura identificado como Charles. Amenazan con emplear represalias “como darte una paliza o picarte la cara”, agregó.

“Me indigna que los agentes (de la policía) nunca aparecen para capturar a estos jamoneros y, cuando lo hacen, dicen que no hay pruebas para formular la denuncia y te reprenden por llevar prendas o utilizar el teléfono en terminales y paradas”, denunció.

Un trabajador del Ocio Club Santiago, llamado Raulito, contó al mencionado medio de prensa que tres hombres lo asaltaron “en la Avenida de las Américas y me pusieron el arma en la cara. El que parecía el jefe me dio dos planazos en la espalda para quitarme el reloj y la cartera”.

Tres meses después de formalizar la denuncia, un instructor le informó que su caso había sido “archivado por falta de pruebas” y que en la unidad “estaban seguros de que se trataba de un autorrobo”.

Según varios entrevistados, ha resurgido la “Banda de los 300”, conocida por sus atracos hace unos años y que radicaba en Agüero y La Barca de Oro, pero que operaba en todo Santiago de Cuba.

A inicios del mes de enero, una mujer fue apuntada con un arma de fuego para robar su vivienda en esa provincia. Ocurrió sobre las 5:00 a.m y solo sustrajeron una computadora y un teléfono celular. “Ella estaba de espalda y el hombre le apuntó, le dijo que no gritara. Se quedó tranquila, en shock, hizo lo que le pidió”, contó el sobrino de Yamila de la Cruz, la víctima, a América TeVé.

También en ese territorio un motorista fue hospitalizado de gravedad tras recibir numerosos golpes en la cabeza y otras partes del cuerpo por delincuentes que robaron su vehículo.

Ante la conocida ineficiencia de la policía, los familiares del hombre ofrecieron una recompensa para conocer el paradero de los agresores, así como de la moto robada.