Paralizan servicios del incinerador de cadáveres de Villa Clara

Los servicios del incinerador de cadáveres de Villa Clara fueron paralizados desde el 8 de enero de 2022 por una avería en uno de sus componentes, según explica una nota publicada por la Dirección Provincial de Servicios Comunales sin que se pronostique una fecha aproximada para la resolución del problema.

En la referida información solo se explica que “se realizan las acciones pertinentes para reanudar el servicio en el menor tiempo posible, dada la importancia de este servicio en las actuales circunstancias”.

Durante la etapa más complicada de la pandemia de COVID-19 en el territorio villaclareño el incinerador se sometió a grandes volúmenes de trabajo debido al aumento excesivo de muertes provocadas por el virus.

El régimen de trabajo de este tipo de hornos requiere descansos para que las piezas y componentes no se vean expuestos a ritmos continuos, una situación que al parecer no fue posible respetar durante el alza de muertes por COVID-19.

Nilka Ramos Méndez, una funcionaria de Servicios Comunales en la provincia dijo hace algunos meses en una entrevista para el diario Vanguardia que el incinerador de cadáveres es “un equipo de alta tecnología que requiere un cuidado especial, con pausas para descanso y mantenimiento”.

Ahora, tan solo unos meses después de ese periodo, el incinerador comienza a presentar las primeras dificultades e impide a los villaclareños contar con ese servicio.

La cremación o incineración es la práctica de deshacer un cuerpo humano muerto, quemándolo, lo que frecuentemente se lleva a cabo en un lugar denominado crematorio. Junto con el entierro, la cremación es una alternativa cada vez más popular para la disposición final de un cadáver.

También es utilizada en animales para las personas que deseen conservar las cenizas de sus mascotas.

El proceso de la cremación tiene lugar en el llamado crematorio. Consiste en uno o más hornos y utillaje para el manejo de las cenizas. Un horno de cremación es un horno industrial capaz de alcanzar altas temperaturas (de aproximadamente 870 a 980 °C), con modificaciones especiales para asegurar la eficiente desintegración del cuerpo. Una de esas modificaciones consiste en dirigir las llamas al torso del cuerpo, en donde reside la principal masa corporal.