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El parlamento, el tiempo y las leyes

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El parlamento, el tiempo y las leyes

Con lo que está costando la restauración del Capitolio de La Habana, es de esperar que los beneficiados –los 600 diputados- se pongan al día con los atrasos legislativos. Hay leyes que esperan engavetadas desde hace una década sin que se dignen a debatirlas.

Con lo que está costando la restauración del Capitolio de La Habana, es de esperar que los beneficiados –los 600 diputados- se pongan al día con los retrasos legislativos. Hay leyes que esperan engavetadas desde hace una década sin que se dignen a debatirlas.

Es el caso del proyecto que reconoce los derechos de la comunidad LGBTI, la cual enfrenta la oposición silenciosa de algunos poderes y de muchos poderosos. No han podido eliminar la propuesta de ley pero tienen la capacidad de retrasar su debate hasta la eternidad.

Este 17 de mayo se celebró en Cuba el día contra la homofobia. Han pasado años desde que, por primera vez, se conmemora con un desfile a ritmo de conga por la principal avenida de La Habana. Pero los diputados no oyen la música, no sienten la fiesta ni ven las banderas del arcoíris.

Hace una década descansa en las gavetas del parlamento el proyecto de Ley que recoge los derechos de la comunidad LGBTI, dentro de un Código de Familia importante para la infancia y la Tercera Edad. Foto: Raquel Pérez Díaz

El ciudadano común puede llegar a pensar que si ese proyecto de ley -que incluye el nuevo código de familia y es promovido por la misma hija del Presidente de la República- no se materializa, qué quedará entonces para el resto de las leyes engavetadas.

Cierto es que existen temas políticamente calientes como la ley de cine o la de prensa. Otros despiertan debates ideológicos como la legalización de las pequeñas y medianas empresas. Pero es que hay temas en los que todos están de acuerdo y tampoco se legisla.

Que cubano, sea comunista o anticastrista, religioso o ateo, blanco o negro, hombre o mujer, obrero o universitario, estaría en desacuerdo con la promulgación de una ley que regule el uso del agua o de otra que proteja a los animales de las salvajadas de algunos psicópatas.

La sequía golpea cada vez más fuerte, el país necesitaría 2 años seguidos de buenas lluvias para recuperarse a niveles aceptables. Y a pesar de eso, los diputados se toman su tiempo, mientras se sigue construyendo una economía sin una estrategia de uso responsable del agua.

Hace apenas unos días un salvaje torturó y quemó a un cachorro, lo filmaron y lo subieron a internet. Las imágenes recorrieron el mundo, conmoviendo a muchas personas y presentando a los cubanos como seres sin sentimientos, que encuentran divertido el maltrato a los animales.

¿Cuánto habrá que espera para que el parlamento se decida a promulgar una ley de protección animal, que castigue hechos como este y regule el trato que les daremos? La población ya está haciendo campaña, pero el Poder Popular parece sordo.

El problema de fondo podría ser de tiempo, realmente es muy difícil “legislar” reuniéndose 3 días, dos veces al año. Después los diputados vuelven a sus provincias y los debates se hacen a larga distancia, en un proceso engorroso y, sobre todo, extremadamente lento.

La idea de un parlamento integrado por políticos no profesionales, sin recompensa económica y manteniendo sus puestos de trabajo, parece excelente en el papel. Sin embargo, tras décadas de práctica sobre el terreno se muestra como un sistema muy poco operativo.

No se trata de crear una institución de “políticos profesionales”, con salarios de miles de dólares. De esos que acuden tarde y nunca a las reuniones del parlamento o duermen a pierna suelta durante ellas, como ocurre en algunas democracias.

Cuba necesita un parlamento capaz de generar el marco legal para institucionalizar la nación y con tiempo de realizar los cambios constitucionales que las reformas reclaman, acompañando ese proceso con la elaboración de cientos de leyes complementarias.

Para acometer semejante tarea parece imprescindible profesionalizar y especializar a los diputados, hacer que trabajen a tiempo completo, intercambiando ideas cara a cara, debatiendo en el plenario, elaborando en comisiones permanentes y confrontando ideas hasta en la cafetería.

Si la inversión millonaria que se realizó en el Capitolio solo servirá para que el parlamento se reúna 2 veces al año, más valdría mantener el edificio como museo o como refugio contra huracanes y seguir en el Palacio de las Convenciones, el cual se aprovecha para otros eventos los 359 días restantes.

Tomado de: blog cartasdesdecuba (autor Fernando Ravsberg)

 

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0 Comments

  1. Rufino

    19 mayo, 2017 - 1:41 AM at 1:41 AM

    Seria bueno que Uds tambien hicieran presion al gobierno de EU para que levantara el bloqueo economico y financiero a Cuba el cual es criminal

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