Patólogos cubanos advierten que secuelas del COVID-19 podrían incluir cáncer y daño renal

Patólogos cubanos advierten sobre secuelas severas del COVID-19. (Foto: Ariel Ley-ACN)

Expertos cubanos en Anatomía Patológica realizaron más de 320 autopsias a fallecidos por COVID-19, y determinaron que la enfermedad podría tener secuelas a largo plazo que deriven en enfermedades tan graves como el cáncer.

Según un artículo publicado por el Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap), reseñado en el diario oficialista Granma, el grupo trabajó con los hospitales Dr. Luis Díaz Soto, Salvador Allende, Mario Muñoz Monroy, Manuel Fajardo y Amalia Simoni.

El análisis reveló que el COVID-19 deja daños no solo en los pulmones, sino en todo el organismo, causando el deterioro de las células en general.

“Se han evidenciado lesiones en el pulmón como las más frecuentes y significativas, aunque todo el organismo se afecta, pues se han encontrado también daños en el riñón, corazón, encéfalo y el aparato digestivo”, indicó el estudio.

Aunque los resultados pueden considerarse como parciales y haría falta profundización para conocer más al respecto, los especialistas señalan al virus no como una enfermedad respiratoria, como se había manejado hasta ahora, sino como un padecimiento vascular.

Esto porque los receptores del patógeno están presentes no solo en el aparato respiratorio, sino en las células epiteliales y endoteliales, lo cual implica que varios órganos pueden sufrir algún tipo de deterioro.

Esto explicaría también la formación de coágulos en la sangre y el cerebro que han terminado con la vida de muchos pacientes jóvenes, y que los ha afectado más incluso que las dificultades respiratorias.

Con relación al pulmón, desde abril de 2021 se han visto cambios que denotan la agresividad de la variante Delta, y se hallaron afectaciones que muestran que los individuos estaban infectados desde varios días antes de ser pesquisados o detectados.

El coronavirus ha dañado fuertemente a los riñones también, incluso sin lesiones aparentes. Según las cifras del gobierno de Cuba, la gran mayoría de quienes han perdido sus vidas por COVID-19 tenían comorbilidades, como diabetes o hipertensión, y no lo sabían.

Recientemente, el MINSAP refirió que las muertes de embarazadas se han producido en mujeres de más de 30 años, o con más de 26 semanas de gestación, aunque las cifras evidencian que muchas tenían menos de 30 años, y algunas incluso menos de 20.

A nivel mundial, se ha demostrado que no es necesario que los pacientes padezcan obesidad o alguna otra enfermedad para ser afectados gravemente por el COVID-19.

Los expertos consideran que es imprescindible prepararse para las complicaciones por las secuelas en los pacientes recuperados. Al respecto, estiman que el daño pudiera derivar en cáncer o en el síndrome de Guillain-Barré, donde el sistema inmune ataca los nervios periféricos de la medula espinal, causando debilidad e incluso parálisis.

También podrían presentarse lesiones renales, hepáticas y cerebrales, lo que significa el aumento de enfermedades variadas y una carga más, a largo plazo, para los sistemas de salud del mundo.

Cuba registra desde el inicio de la pandemia un total de 646.513 casos y 5.219 fallecidos por COVID-19, según cifras oficiales.