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Periódico oficialista pide el regreso de los estímulos que Raúl Castro quitó a los trabajadores

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Periódico oficialista pide el regreso de los estímulos que Raúl Castro quitó a los trabajadores

Actualmente, en medio del colapso del salario real y la crisis generalizada del país, la falta de incentivos se siente con más fuerza en la clase obrera, que no tiene forma de disfrutar de sus vacaciones

Periódico oficialista pide el regreso de los estímulos para los trabajadores que quitó Raúl Castro

Muchas de las villas hoy están en ruinas, vandalizadas o destruidas. (Foto © Cubadebate)

La petición del regreso de las villas vacacionales para trabajadores, eliminadas tras las reformas de Raúl Castro, ha tomado fuerza dentro de medios oficialistas cubanos y sectores sindicales, que insisten en rescatar una tradición considerada un derecho ganado por esfuerzo laboral.

Durante décadas, los trabajadores cubanos contaron con instalaciones de descanso en playas y zonas turísticas, construidas por sindicatos y empresas estatales con recursos propios. Estas villas eran símbolo de estímulo para quienes destacaban en la producción y la vida sindical. Sin embargo, entre 2009 y 2010, en plena reestructuración económica liderada por Raúl Castro, estas iniciativas fueron desmanteladas en nombre de la eficiencia.

Las casas en Playas del Este, villas en Varadero y otras instalaciones como Tunazúcar en Las Tunas, construidas por y para los trabajadores, fueron transferidas a la cadena hotelera estatal Islazul o simplemente demolidas. La justificación oficial fue la imposibilidad económica de mantener estos centros, pese a que muchas de ellas eran sostenibles gracias a ingresos propios de las empresas estatales.

Según exdirigentes sindicales, la red de villas se levantó con esfuerzo colectivo, sin afectar el presupuesto estatal. Empresas como Cemento Siguaney y la agroindustria azucarera mantuvieron sus instalaciones con recursos generados por la productividad laboral. El acceso a estos espacios era visto como un reconocimiento tangible y merecido, no como un gasto.

Las consecuencias del cierre han sido visibles. Muchas de las villas hoy están en ruinas, vandalizadas o destruidas. En Ciego de Ávila, las piscinas están secas y las estructuras colapsadas. En La Habana, lo que fueron casas sindicales hoy son propiedades privadas o centros abandonados. En algunos casos, como en Trinidad, se entregaron villas totalmente funcionales sin recibir remuneración ni compensación.

Durante los años dorados del programa, más de 700 casas estuvieron en uso en todo el país. Los vacacionistas pagaban precios accesibles, sin pérdidas para las entidades. La alimentación se garantizaba desde autoconsumos productivos. Incluso, los sindicatos asumían parcialmente el costo de quienes alcanzaban estatus de vanguardia nacional.

Según el diario oficialista Trabajadores, el desmantelamiento generó resistencia. Algunos colectivos se negaron a ceder sus instalaciones y mantienen la esperanza de recuperarlas. La decisión de eliminar estos espacios no solo fue impopular, sino que, según testimonios, desconoció la gestión eficiente y autónoma que los sustentaba.

El deterioro se aceleró con el uso de las instalaciones como centros de aislamiento durante la pandemia de COVID-19 y la falta total de mantenimiento posterior. A esto se sumaron eventos meteorológicos como el huracán Irma e Ian, aunque el daño estructural no siempre fue determinante.

Actualmente, en medio del colapso del salario real y la crisis generalizada del país, la falta de incentivos como estos se siente con más fuerza en la clase obrera que no tiene forma de pasar sus vacaciones y la de su familia. Dirigentes sindicales afirman que la desaparición de estos beneficios contribuyó al desinterés por el trabajo estatal y debilitó la moral obrera.

El reclamo por su restitución se ha expresado en conferencias sindicales y asambleas partidistas, donde numerosos trabajadores piden que las villas regresen a sus verdaderos propietarios: los sindicatos y sus colectivos laborales. Aseguran que, con voluntad política, podrían reactivarse como parte de un programa autosostenible. Hasta ahora el gobierno guardia silencio.



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