Proponen a Google cambiar nombre del Teatro Karl Marx por “Teatro Patria y Vida”

El antiguo Teatro Blanquita, renombrado en los años 60 como Teatro Charles Chaplin, fue rebautizado en 1975 como Teatro Karl Marx. (Captura de pantalla © Jorge Félix Pedron Leyva – YouTube)

Las iniciativas inspiradas por “Patria y Vida” continúan replicándose en las redes sociales. Entre ellas destaca que un grupo de cubanos solicitó a Google cambiar el nombre del Teatro Karl Marx por “Teatro Patria y Vida”.

En épocas de agitación política y cambios de gobierno, los activistas recurren con frecuencia a cambiar el nombre de determinados sitios emblemáticos, para borrar de manera simbólica el pasado opresor y otorgarle a los espacios públicos un significado renovado, acorde a las nuevas expectativas políticas y sociales.

Es probable que la propuesta de actualizar el nombre del icónico teatro habanero, esté motivada por la reciente solicitud de ciberactivistas cubanos que lograron que Google aceptara cambiar el nombre de la Plaza de la Revolución por Plaza de la Libertad, un golpe al aparato político-ideológico del régimen.

La forma en que nombramos los espacios crea un poderoso mensaje subjetivo en nuestras mentes. Es por eso que con estas iniciativas se busca debilitar dos de los conceptos de mayor peso ideológico del sistema político vigente en Cuba: Revolución, como supuesto programa social “justo” del que se enorgullecen los gobernantes castristas, y Karl Marx, principal ideólogo del comunismo que impera en la isla.

Los conceptos propuestos como contrapartida a esta ideología no han sido fortuitos. Cambiar “Revolución” por “Libertad” resalta que el proceso revolucionario no ha traído una vida libre para los cubanos. Por el contrario, “Revolución” ha significado opresión, por lo que la “Libertad” se ha convertido en la principal demanda de los grupos opositores.

Por su parte, cambiar “Karl Marx” por “Patria y Vida” pone de relieve que el comunismo ha causado miseria en todos los ámbitos de la vida en la isla. Los cubanos están agotados de los constantes sacrificios a los que han sido convocados por los dirigentes, a cambio de supuestas garantías sociales que hoy están en extinción. El cubano reclama vida, una vida libre y digna.

Al igual que sucediera con la rebautizada Plaza de la Libertad, el nombre del todavía conocido Teatro Karl Marx ha variado según el momento histórico. En sus inicios fue conocido como Teatro Blanquita, cuando se inauguró en 1949, en alusión al nombre de la esposa del dueño.

Poco después de que Fidel Castro llegara al poder, a inicios de la década del 60, se reconoció como Teatro Charles Chaplin, en honor al famoso actor inglés.

Fue en 1975 cuando se renombró Karl Marx, en un momento histórico determinante para el comunismo: la celebración del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba. Desde entonces, ha sido espacio de los grandes eventos políticos, sociales y culturales del país.

La iniciativa, difundida en redes sociales, busca revertir entonces el legado comunista impuesto a los cubanos a un altísimo costo, por uno que represente el cambio político que se espera en Cuba.

Propuestas relacionadas con el clamor de justicia de “Patria y Vida” continuarán inundando internet y todos los espacios físicos posibles, pues atacar las bases simbólicas de un régimen totalitario como el cubano, es una de las herramientas más efectivas para desmontar el aparato de manipulación ideológica que le permite seguir en el poder.