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Periódico Cubano

¿Quién fue el verdadero médico chino de Cuba?

HISTORIA DE CUBA

¿Quién fue el verdadero médico chino de Cuba?

Su muerte aún es un misterio

Juan Chambombian el medico chino Cuba

Chambombiá desembarcó en La Habana en 1858. Allí ejerció la medicina herbolaria con remedios propios elaborados a partir de las plantas insulares. (Foto: Ecured)

Seguro has escuchado alguna vez la frase “A ese no lo salva ni el médico chino” para hacer referencia a una enfermedad grave, o bien, a un problema sin solución. Puede que te sorprenda saber que en realidad no existió un médico chino, sino varios.

La mayoría de los galenos asiáticos llegaron al país a mediados del siglo XIX para servir al gobierno colonial como labradores o botánicos. En un principio, los pobladores desconfiaban de sus prácticas, muy diferentes a las de los doctores occidentales. Con el tiempo se ganaron el respeto de la sociedad por sus tratamientos exitosos basados en los poderes curativos de las plantas.

El primer médico chino en Cuba del que existen referencias fue Kan Shi Kom, quien residía en la calle Rayo de la capital.  También se destacó por sus famosos masajes Don Domingo Morales, establecido en Santiago de Cuba. Además, entre los iniciadores de esta práctica en la isla encontramos a Wong Seng (Manzanillo), Ramón Lee y Juan de Dios Siam (Camagüey).

Sin embargo, el más importante de todos fue Chang Pon Piang, más conocido por su nombre cubanizado Juan Chambombiá, a quien los historiadores le atribuyen la popular frase.

Chambombiá desembarcó en La Habana en 1858. Allí ejerció la medicina herbolaria con remedios propios elaborados a partir de las plantas insulares y elementos importados desde San Francisco, California. Gracias a sus conocimientos, no tuvo la misma suerte que sus coterráneos, traídos a la isla en condiciones de semiesclavitud.

En las reseñas históricas lo describen como un hombre de elevada estatura, bigotes largos de herencia tártara y ojos vivos. Además de chino, hablaba español e inglés, incluso llamaba la atención su cuidadosa forma de vestir al estilo occidental.

En 1863, durante su estancia en la capital, fue denunciado por recibir medicamentos extranjeros sin licencia. Este incidente lo llevó a juicio por presunta práctica ilegal de la profesión, sin embargo, logró demostrar que había sanado a numerosas personas cuyos padecimientos se consideraban incurables.

Una vez terminado el proceso, el sabio chino tuvo que abandonar La Habana y se trasladó a la ciudad de Matanzas. Allí también fue acosado por los médicos de la Colonia, para quienes Chambombiá era una competencia. Esta situación lo motivó a asentarse definitivamente en 1872 en Cárdenas, donde existía una amplia población asiática que trabajaba en la zona agrícola.

En este territorio estableció una consulta que pronto se popularizó entre todas las clases, principalmente, chinos y blancos. Cuentan que devolvió la salud a los más enfermos, la vista y el uso de los miembros. Más allá de sus milagrosas curas, los pacientes respetaban a Chambombiá por su sentido de la justicia, pues solía cobrarles a los ricos y no a los pobres. Según Emilio Roig de Leuchsenring, el chino Chambombiá se convirtió en el Sumo Pontífice de la Medicina.

Su muerte aún es un misterio. Para algunos fue un suicidio, otros aseguran que fue envenenado por colegas envidiosos. La única verdad es que Chambombiá trascendió para permanecer en el folklore cubano

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