Régimen castrista elimina 135 asientos de diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular

El régimen cubano decidió unilateralmente, sin consultar a la población, que para las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) a celebrarse en marzo de 2023 habrá una disminución del 22%. Es decir, el ente legislativo tendrá 135 diputados, pasando de los 605 actuales a solo 470 miembros.

De acuerdo con declaraciones al diario oficialista Granma del secretario de la ANPP, Homero Acosta Álvarez, el gobierno pondrá en vigor una nueva proporción de cantidad de habitantes por cada representante.

Aunque el funcionario no explicó el nuevo cálculo, hasta ahora los 605 diputados estaban estimados por la proporción de “uno por cada 20.000 habitantes o fracción mayor de 10.000”, según se estipula en la ley electoral.

Acosta Álvarez señaló que para las “elecciones nacionales” del 26 de marzo de 2023 los electores deberán votar por un candidato de entre las opciones que son propuestas por las “organizaciones políticas y de masas”, todas controladas por el Partido Comunista, y por comisiones electorales que se aseguran de filtrar todas las listas para que no llegue nadie que no sea fiel al régimen.

En cualquier caso, una disminución de los miembros a la ANPP no se tiene efectos prácticos más allá de un menor gasto en transportación y alimentos, pues todos los elegidos se caracterizan por aprobar por unanimidad todas las leyes propuestas por la cúpula del poder.

Los diputados al parlamento cubano no son profesionales de la política, pues trabajan en otros sectores y solo son convocados ordinariamente dos veces al año para ir a La Habana, votar en conjunto y aplaudir como focas todos los discursos.

En el ente legislativo no se cuestiona la gestión de los ministros del país y ningún dirigente está obligado a rendir cuentas y enfrentar preguntas incómodas como sucede en una democracia con contrapesos políticos.

¿Qué esperar de las “elecciones nacionales” luego del rechazo de los comicios municipales?

Las pasadas elecciones municipales para elegir a los delegados a los parlamentos locales demostraron un rechazo total a la farsa electoral.

Los números confirmaron que se produjo la mayor abstención en la historia del régimen comunista, con un 31.44%; sin embargo, el desglose por provincias reveló que en el occidente cubano el voto de castigo fue mayor.

Por ejemplo, el pasado domingo 27 de noviembre un 42.89% de los habaneros no acudió a las urnas, marcando una cifra de rechazo verdaderamente inédita. Igualmente, fueron relevante las cifras de votos en blanco y las boletas anuladas en todo el país.

No hay evidencias que en marzo próximo el comportamiento de la población sea diferente.