FARÁNDULA
El rumor de un robo de avioneta en Cuba casi arruina la carrera de Néstor Jiménez
“Por eso me botaron de Para Bailar”

Néstor Jiménez habla del rumor más loco en su contra. (Captura de pantalla © Familia Cubana TV – YouTube)
El reconocido actor cubano Néstor Jiménez reveló recientemente un episodio poco conocido de su juventud: un rumor infundado que no solo manchó su reputación, sino que también le costó una oportunidad laboral en la televisión nacional.
Según contó el artista en un programa de la Familia Cubana TV, cuando tenía alrededor de 20 años, alguien esparció la versión de que planeaba robarse una avioneta, lo que provocó su expulsión del popular programa Para Bailar.
Jiménez recordó el impacto que tuvo aquella acusación en su vida y en su carrera. “Cuando yo era adolescente, hubo un rumor de que quería robarme una avioneta. Pero no, eso es mentira. Y por eso me botaron de Para Bailar”, confesó. La falsa acusación no solo lo dejó fuera del programa, sino que se convirtió en un estigma difícil de borrar.
El actor relató que la televisión cubana recibió un informe en el que se aseguraba que los participantes de Para Bailar debían ser un ejemplo para la juventud, y su supuesta vinculación con actos vandálicos resultó suficiente para apartarlo del proyecto. “Sí, hicieron un informe… y con ese expediente me sacaron”, explicó.
La versión oficial en su contra se construyó sobre otras acusaciones de que cortaba cables de teléfono o dañaba asientos de cine. En un contexto donde la censura y el control sobre los artistas eran fuertes, la imposición de modelos de conducta “ejemplares” servía como excusa para excluir a quienes no encajaban dentro de los parámetros establecidos por el Estado. Un simple rumor, sin necesidad de pruebas, bastaba para cerrar puertas y truncar oportunidades en los medios de comunicación.
Más allá de la anécdota, lo que le ocurrió a Néstor Jiménez refleja un patrón de vigilancia y sanción en el ámbito artístico cubano. La existencia de “expedientes” sobre la conducta de los artistas y trabajadores de la cultura ha sido una constante en la historia del país, utilizada para justificar despidos, exclusiones o limitaciones en la carrera profesional de muchos.
Lo más sorprendente es que nunca hubo pruebas ni una investigación real sobre la acusación; simplemente se convirtió en una verdad institucionalizada que determinó su futuro inmediato.
A pesar del golpe que significó esta injusticia, el actor logró sobreponerse y construir una sólida carrera en cine, teatro y televisión. Con el paso del tiempo, los rumores quedaron atrás, pero el recuerdo de aquel episodio sigue presente como un ejemplo del poder que pueden tener las falsas acusaciones en una sociedad donde el control ideológico pesa más que la verdad.
Hoy, Néstor Jiménez es un actor reconocido y respetado, pero su historia sigue siendo un testimonio de las dificultades que enfrentaron y aún enfrentan muchos artistas cubanos por razones ajenas a su talento. Su experiencia es un recordatorio de cómo los rumores, cuando son amplificados por estructuras de poder, pueden afectar la vida de una persona más allá de lo imaginable.
