Trabajadores en Santiago de Cuba rechazan almuerzo por estar descompuesto

La comida entregada a los trabajadores tenía un olor nauseabundo. (Foto © Yosmany Mayeta Labrada – Facebook)

Al menos 28 trabajadores de la fábrica de cemento ‘Moncada’, ubicada en el reparto Abel Santamaría de Santiago de Cuba, rechazaron la comida que les entregaron a la hora del almuerzo por encontrarse en estado descompuesto.

Según información compartida al periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada por la esposa de uno de los empleados, la comida estaba integrada por arroz, carne con berenjena y boniato, presentando un olor nauseabundo.

“Esa es comida para puercos, el olor a echado a perder se sentía apenas abrías la caja”, agregó la denunciante. El reportero conversó con algunos trabajadores que confirmaron la versión de la esposa y también añadieron otros detalles preocupantes a la denuncia.

Según algunos empleados, la comida destinada a los “colombianos”, como se les refiere a ciertos grupos de trabajadores, provenía de un lugar diferente y de mejor calidad, posiblemente de un restaurante particular.

Los obreros de la fábrica de cemento también comentaron que, desde que Mayeta Labrada publicó sobre la repartición de aceites para jefes y custodios, las autoridades han tomado medidas en contra de ellos.

“En esa área donde va el carro cargado de aceite, hay un bebedero de agua y no quieren que entremos ahí, ya estás eriza’o”, comentó uno de los denunciantes bajo el anonimato.

Otro tema que ha generado disgusto entre los empleados es el presunto favoritismo hacia familiares de personas influyentes. Por ejemplo, el caso del hermano de Beatriz Johnson Urrutia, gobernadora de Santiago de Cuba.

Dicho sujeto, quien se desempeña como chofer de la guagua de trabajadores, en ocasiones no recoge a trabajadores en las paradas habituales. “Se cree que la guagua es de él y solo por ser el hermano de esa señora”, dijo uno de los denunciantes.

En los comentarios de la publicación, los usuarios expresaron sus opiniones y anécdotas relacionadas con la fábrica. “Mi padre trabajó ahí, al principio era una maravilla, la comida y la merienda, parecía de otro mundo, pero todo cambió, la comida comenzó a mermar, hasta que un día le dieron un jugo de toronja superácido y un pan con picadillo, ni un cerdo podía comerse eso. Sin embargo, me contaba que los colombianos y otros extranjeros tenían mejores comidas e incluso ellos llegaron a quejarse del trato indiferente hacia los cubanos”, sostuvo Alejandro Rodríguez.

Por su parte, Margarita Pérez Batista mencionó: “Yo fui trabajadora de ahí y me tuve que ir, pues ahí no se puede trabajar y los jefes se creen que son dueños de los carros y de todo lo que entra ‘si los trabajadores reclaman se van’ como me tocó a mí”.