Yunel Escobar: «Hay peloteros cubanos en EEUU que tienen vínculos con el régimen»

Yunel Escobar, ex pelotero de Industriales. (Foto: Yunel Escobar-Facebook)

Desde que pisó un terreno de béisbol, Yunel Escobar supo que iba a engrandecer su nombre. A fuerza de constancia y voluntad, el ex pelotero del equipo Industriales estampó su sello sobre la grama de los terrenos de las Ligas Mayores de Béisbol.

Durante 11 temporadas, el «Gambao» derrochó su calidad en los Bravos de Atlanta, Azulejos de Toronto, Nacionales de Washington y Angelinos de los Ángeles. Tanto en el campo corto como en tercera base, Escobar hizo gala de su maestría con el guante, la fortaleza de su brazo y su poder al bate.

En esas 11 campañas Yunel promedió para 262 de average, conectó 1501 imparables con 90 vuelacercas y 519 impulsadas.

Ya lejos de los terrenos de pelota, Escobar quiere que su voz sea escuchada y prefiere que sea en esta entrevista exclusiva con nuestro periodista Carlos Armando Cabrera.

Carlos Armando Cabrera: ¿Cómo salió de Cuba Yunel Escobar? 

Yunel Escobar:  Salí de Cuba en el 2004 en una travesía bastante difícil. Todo fue sin decirle a mis padres. Irse de Cuba es una gran incertidumbre, uno no sabe lo que va a pasar, fueron muchos días de silencio, tristeza, el mar es una caja de sorpresa.

Estuvimos 10 días escondidos en la costa norte de Villa Clara, llegó un ciclón en ese momento y pospusimos la salida. Después tuvimos que irnos para Bahía Honda, Pinar del Río.

Bahía Honda fue algo que no quisiera recordar. Por cosas como esa que pasé es que estamos pidiendo libertad, para que los cubanos no tengan que pasar eso. En Bahía Honda crucé un río con cocodrilos además de los manglares. Luego fueron tres días en el mar junto a otras 36 personas que dejaban al igual que yo todo detrás. Gracias a Dios todo salió bien pero fue muy difícil

Carlos Armando Cabrera: ¿Qué motivos te llevaron a escapar de la Isla? 

Yunel Escobar descolló en el campo corto y la tercera base. (Foto: Keith Allison)

Yunel Escobar: En Cuba siempre estuve en los equipos nacionales de varias categorías. Allá me conocen por el «Gambao», sobre todo en mi etapa con los Industriales, equipo al cual llegué con 17 años en sustitución de Juan Padilla.

En ese momento el conjunto azul contaba con Germán Mesa, Javier Méndez, Lázaro Vargas, Lázaro Valle, Lázaro De La Torre, todavía había un poco de seriedad en el béisbol cubano.

No obstante, poco a poco me fui decepcionando. Yo pertenezco a la religión Abakuá y era el primer o segundo jugador que lo hacía. A partir de eso empezaron a acosarme por pertenecer a una organización religiosa.

Eso me creó problemas con los peloteros de mi equipo y a la vez con los directivos del béisbol en Cuba. Me catalogaron como un indisciplinado, me cerraron puertas y eso me causó una gran decepción, incluso con los mismos peloteros de mi equipo, nunca pensé que me dieran la espalda. Le perdí el amor al béisbol.

Sin embargo, era muy joven y no quería darme por vencido. Vi que había un mundo más allá y quería mostrarme al mundo.

A mí me encantaban las Grandes Ligas, mi pelotero favorito era Alex Rodríguez, por ello comenzaron a acusarme de divisionismo ideológico. Otra cosa que motivó mi salida fue ver cómo terminan los grandes peloteros en Cuba. No se puede aspirar a algo más que a un carro o a una casa.

Decidí «brincar el charco», como decimos nosotros, quise tomar un camino incierto, pero que me permitiría ayudar a mi familia.

Yo llegué aquí sin nombre, nadie confió en mí, todo fue el destino de Dios, Obbatalá, mi empeño y mi sacrificio. Yo quiero que la gente entienda que las cosas se logran con sacrificio como me pasó a mí. Yo toqué muchas puertas, nadie me ayudó y tuve que abrirme camino solo.

Yo soy parte de una generación de balseros, yo soy balsero y me siento orgulloso de ello, a diferencias de muchos otros que han llegado después y que aún tienen muchas cosas que responder

Carlos Armando Cabrera: ¿Crees que existan vínculos entre peloteros cubanos en Grandes Ligas y la dictadura cubana?

Yunel Escobar: Si, claro que sí. ¿y por qué?, yo tengo mi pasaporte aquí ¿por qué yo no puedo entrar a mi país?

Yo vengo quejándome del gobierno cubano hace mucho tiempo, porque yo soy balsero. Entonces, ¿cómo entiendes tú que se van todos estos peloteros con la camisa del equipo Cuba puesta y ellos pueden entrar a la Isla?

Si yo no lo puedo hacer, ¿por qué ellos lo pueden hacer? Yo quiero que eso me lo digan, dónde está ese vínculo.

Hoy por hoy estamos en una fila de mucha gente que son parte de la seguridad del estado cubana. Yo quiero que los periodistas aquí en Miami lo pregunten.

Las entrevistas mías son calientes porque yo me expreso. Si hay un pelotero que tiene una carrera excelente yo lo halago, pero si es un comunista también se lo digo.

No hay una justificación para dedicarle una portada a un atleta o a un pelotero que apoya al régimen, y por ejemplo no me pongan a mí que me he sacrificado mucho por esto. Me ha decepcionado mucho de lo que es el periodismo y la televisión.

Nosotros los peloteros cubanos que llegamos hace mucho tiempo pusimos el sello del béisbol de la Isla para que muchos que vinieron atrás ganaran 40 o 50 millones de dólares sin tirar una bola. El valor que tienen muchos de los que están hoy por hoy es gracias a nosotros los que llegamos primero.

Carlos Armando Cabrera: ¿Cómo fueron tus inicios en Grandes Ligas?

Yunel Escobar con los Nacionales de Washington. (Foto: Keith Allison)

Yunel Escobar: Cuando yo llegué a los Estados Unidos muchas personas me dijeron que yo nunca iba a llegar. Cuando pisa este país uno quiere que los equipos lo vean, yo no buscaba hacer un try out para que un agente.

Venían y me quitaban mi ilusión, pero yo tenía mi estrella y mi luz. Un día llegué al Tropical Park, y dentro de un grupo de personas que estaban jugando softball había una persona llamada Casanova. Gracias a él yo puedo estar sentado hoy aquí, haciendo esta historia.

Fue una persona que no te puedo explicar el agradecimiento que le tengo. Él creyó mucho en mí.

La primera vez que yo hablé con mi mamá fue en su cumpleaños el 7 de octubre. Yo llegué el 6 de octubre al siguiente día hablé con ella. Yo le dije que yo iba a jugar Grandes Ligas, que venía con un solo objetivo: ver crecer mi nombre y ser un orgullo para mi familia y todos los chamaquitos que dejé atrás.

Le toqué la puerta a muchos peloteros cubanos, que hoy por hoy me saludan, pero en aquel momento no confiaron en mí.

Casanova me enseñó a correr, batear, fildear, el temperamento que se necesita para llegar a las Grandes Ligas. Fue la base de todo, mi bendición. Él me llevaba al palacio de los jugos, a desayunar, almorzar y comer.

Me estuvo preparando para que los equipos me vieran en Grandes Ligas. En el transcurso del tiempo aquí yo quise quedarme en Estados Unidos y competir por un puesto en el draft amateur, algo mucho más complicado que llegar como agente libre.

En el draft estaban los muchachos del high school, el college, Puerto Rico y Hawai. Unos 500 peloteros que draftean para ver si un equipo me tenía en cuenta.

Yo me fui en la segunda vuelta con los Bravos de Atlanta. Ahí sentí que di el primer paso y que era el comienzo de una nueva era. Así empecé a darme a conocer.

Yo me enfoqué tanto que desde el primer día nunca me bajaron a Ligas Menores. Yo fui a darle las gracias a Casanova, pero lamentablemente murió de cáncer, quedé en shock. Hay personas en la vida que te marcan, y ese fue Casanova.

Antes de empezar cada partido yo me embarraba el uniforme de tierra en homenaje a mi abuelo. Cada vez que yo llegaba a la casa, él me decía que si yo llegaba con el uniforme limpio no había jugado pelota. Y en honor a él siempre me ensuciaba el uniforme antes de cada juego.

Siempre le daba la bendición a mi abuelo y a Casanova, porque son dos seres que siempre los voy a recordar. Esa es una de las razones por las cuales yo me enfoqué tanto conmigo, con mi familia, como con los seres que estaban en el otro mundo.

Yo me enfoqué en traer a mis padres, en poder mantenerlos. El riesgo que yo asumí fue por darle bienestar a mi familia y ser un orgullo para ellos.