El escalofriante testimonio de un migrante cubano secuestrado en México

Oficiales mexicanos de migración. (Foto: Periódico cubano)

Un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México recopiló el perturbador testimonio de un migrante cubano que intentaba llegar a los Estados Unidos.

La declaración forma parte de un informe con 32 entrevistas que narran torturas, amputaciones, violaciones, y asesinatos de personas migrantes, dada a conocer por el sitio digital Animal Político.

Son escenas de lo que personas migrantes han vivido en México cada día de los últimos dos años, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y que la actual CNDH se ha encargado de silenciar y ocultar.

“Salí de Cuba el 8 de junio de este año (2020), en avión, con destino a Panamá. De ahí empecé a moverme en autobús. Crucé todo Centroamérica hasta llegar a la frontera entre Guatemala y México. Durante este tramo no tuve problemas reales, solamente un par de retenes militares en Honduras donde me quitaron 30 y 40 dólares, respectivamente”.

Así comienza la historia de este cubano migrante cuyo nombre no se revela por temor a represalias.

Según describe entro por el sureño estado de Chiapas y tomó un camión directo a Puebla donde lo esperarían para llevarlo directo a la frontera con los Estados Unidos. Una hermana suya iba pagando a los coyotes que lo transportaban.

Cuenta que una mañana camino a Puebla el ómnibus se detuvo en alguna parte de la autopista antes de llegar a la ciudad. Seguidamente un grupo de 10 o 12 personas vestidas como policías detuvieron el vehículo y ahí le quitaron 1 mil 500 dólares, todo el dinero que traía.

“Todo ese camión estaba lleno de migrantes, algunos cubanos, pero la gran mayoría centroamericanos. Después de mí, agarraron a tres guatemaltecos que no quisieron dar dinero e intentaron escaparse, pero ahí mismo los mataron. Les pegaron un tiro en la cabeza, ahí, enfrente de mí”, relata.

Explica que mientras hacían los cuerpos a un lado, logró escapar hacia el monte junto a otro cubano. Durmió entre los árboles y sin probar una gota de agua ni comer absolutamente nada durante dos días.

“Yo tuve un ataque de pánico después de que logré escapar, no recuerdo muchas cosas, solo que cuando volví a la realidad, yo me había cagado y orinado en los pantalones”, confesó.

Logró milagrosamente encontrarse con el otro cubano cerca de un lugar llamado charco Buenaventura. Su compatriota le dio dinero para que continuara su camino y lo llevó en compañía de un coyote a Pachuca, estado de Hidalgo.

Ahí narra que los metieron en una especie de bodega donde había mucha gente, más de 100 personas secuestradas compartiendo ese espacio.

“El lugar tenía un solo baño para todos los que estábamos ahí y las puertas siempre estaban cerradas con cadenas y candados. Además, había gente armada cuidándonos todo el tiempo. Había muchos, casi todos enfermos. Recuerdo que solo nos daban un tiempo de comida, generalmente de una especie de sopa con frijoles y agua sola. Si querías algo de comer te lo tenías que pagar”.

En esa bodega cuenta que lo dejaron hablar con su familia en Cuba, donde aún tiene a su esposa y su hija de 12 años.

Su esposa logró hablar con un pastor importante que a su vez conversó con alguien en México para que lo liberaran en la capital de ese país.

“No sé cuánto le cobraron por el rescate. Cuando me entregaron en la plaza del centro de la ciudad, el religioso me trajo aquí, a casa Mambrú, donde me han tratado con amor, paciencia, y con un profesionalismo increíble”, dijo.

Por ahora este cubano se mantiene en la Ciudad de México y manifiesta que solo ha tenido problemas con la policía

“Me agarraron aquí en la esquina de fuera del albergue y me quitaron todo el dinero que me habían mandado mis familiares. Ahora le he cogido más miedo a los policías que a los propios secuestradores”.