Constantino Ribalaigua Vert: el rey de los cócteles cubanos

Un catalán, Constantino Ribalaigua Vert se ganó el mérito de ser reconocido como el rey de los cócteles cubanos. (Foto reconstruida: Periódico Cubano)

En una época donde aún no era tan difundida la palabra cocktail (a la preparación a base de una mezcla de diferentes bebidas se le conocía como compuesto), y tampoco combinar era una práctica muy frecuente, un catalán, Constantino Ribalaigua Vert se ganó el mérito de ser reconocido como el rey de los cocteles cubanos.

La historia de este español, a quien el escritor estadounidense Ernest Hemingway inmortalizó en su novela Islas en el golfo como Constante, fue de superación. Antes de convertirse en una figura legendaria entre los cantineros cubanos empezó como dependiente en un establecimiento fundado en 1819, La Piña de Plata, y transformado en 1902 en La Florida.

Este lugar, a donde llegara Constante con 26 años, en 1914, no es otro que El Floridita, ubicado en Obispo esquina Monserrate, en La Habana Vieja. Según Ciro Bianchi, la modificación del nombre vino dada por los mismos clientes, en el afán por diferenciar este bar del que se encontraba al interior del Hotel Florida.

Este lugar, a donde llegara Constante con 26 años, en 1914, no es otro que El Floridita, ubicado en Obispo esquina Monserrate, en La Habana Vieja. (Foto: Periódico Cubano)

Constante fue ejemplo de dedicación. Llegaba muy temprano y se iba cuando el último cliente se marchaba. Antes de llegar al Floridita había trabajado como cantinero en otros bares de prestigio entre los bebedores habaneros. Para 1918, había unido sus ahorros y se convirtió en propietario del bar, primero con socios y luego como único dueño. En este sitio creaba obras de arte, cocteles artesanales con interesantes mezclas de licores.

El historiador Fernando G. Campoamor describe la siguiente escena y casi podemos imaginar ese despliegue: “A hora fija se presentaba Constante sobre su discreto estrado como un malabarista que sale a la pista (…) alzaba aquellos limones ácidos y jugosos de su propio limonar y los exprimía a la vista de todos con entera pulcritud en los instrumentos de trabajo”.

Aunque en 1935 apareció un libro con recetas de su autoría, Bar La Florida Cocktails, se cree que Constante se llevó a la tumba el secreto de algunas de sus más prestigiosas elaboraciones. Entre sus mejores cocteles, según él mismo declaró al periodista Jack Cuddy, estaban el daiquirí (nacido en las minas de igual nombre en Santiago de Cuba; su aporte, además de las medidas exactas, fue el hielo frapé), Havana Special (su designación responde a la manera de identificar los viajes a Cuba desde Cayo Hueso; sus ingredientes: ron Havana Club añejo blanco, jugo de piña y marrasquino), el Presidente y el Pepín Rivero.

Al daiquirí, Constante y Hemingway, cada uno en lados diferentes de la barra, ayudaron a darle fama internacional. Constante reinventó este coctel a base de ron, azúcar, limón, marrasquino (licor de cerezas dulces) y hielo. Para satisfacer las demandas del escritor, el padre de la cantina cubana diseñó la variante “Papa Doble” o “Papa Hemingway”, donde se utiliza el doble de ron y sin azúcar. Algunos datos especulan sobre una tarde de 1942 en la que el autor de El viejo y el mar se tomó diecisiete de estos dobles.

Además del ganador del premio Nobel de Literatura, por la barra de caoba del Floridita; pasaron importantes personalidades, presidentes, actores y actrices de Hollywood como Ava Gardner y John Wayne.