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Crece la mortalidad infantil y el gobierno cubano busca excusas para su incompetencia
La viceministra de Salud responsabiliza a las “plantillas incompletas” como una de las causas del incremento en las muertes
Con una tasa de 7.4 por cada mil nacidos vivos en lo que va de año, Cuba sigue en números rojos en cuanto a la mortalidad infantil, indicativo que ha visto incrementar su curva desde el 2021, momento en el que registró su peor tasa desde 1996.
Según declaraciones a la prensa oficialista de la Dra. Tania Margarita Cruz, viceministra de Salud Pública, el aumento en el fallecimiento de infantes se debe a la escasez de “cuadros y funcionarios” que intervienen en la atención hospitalaria a madres e hijos.
En cifras ofrecidas por el gobierno, las cuales son manipuladas para mantener la fachada de “potencia médica”, desde principios de año se han registrado 72.800 nacidos vivos, para un conteo de 539 defunciones, aclaró la funcionaria.
Los peores resultados en este renglón los tiene Ciego de Ávila, con 13.6 defunciones por cada 1.000 nacidos vivos. Le sigue en este triste ranking Pinar del Río con 9.6, Santiago de Cuba presenta 9.3 y Las Tunas registra 8.7, según cifras ofrecidas al cierre de 2021.
Las declaraciones de la viceministra confirman que ha ocurrido un aumento en las muertes “registradas” de recién nacidos, a la vez que establece la responsabilidad de las instituciones médicas cubanas.
Sin embargo, el régimen sí culpó a la pandemia del alza en la cifra de fallecimientos, que era de cinco niños por cada mil nacidos en el 2019, a la vez que ahora responsabiliza a las “plantillas incompletas” en cada centro de atención médica del país como una de las causas fundamentales del incremento en las defunciones.
Así mismo, la viceministra reconoce que la carencia de personal descarta “la efectividad necesaria en las acciones de control y fiscalización que le corresponde realizar a los cuadros”, y propicia “violaciones de procesos en algunas instituciones del país”.
Entre las provincias que mayores cifras de éxodo en el personal médico se registran La Habana, Ciego de Ávila, Pinar del Río, Santiago de Cuba, Granma, Camagüey, Guantánamo y Mayabeque.
En su intervención, la funcionaria pública no hace mayor hincapié en las estadísticas alcanzadas por el impacto de la COVID-19, solo se limita a establecer un débil paralelismo del efecto de la pandemia, fundamentalmente sobre las embarazadas, y el funcionamiento del programa materno infantil.
Irónicamente, en los meses transcurridos del 2022 la tasa a penas se ha reducido con relación al mismo período de tiempo del 2021, aun cuando la mayoría de la población estría vacunada contra el coronavirus.
Los “logros” obtenidos en la salud pública, sobre todo en el indicativo de la mortalidad infantil, era uno de los estandartes que enarbolaba el régimen para autoproclamarse “potencia médica mundial”.
Tras el auge de las redes sociales, algunas plataformas como el micro sitio de Facebook ‘Partos Rotos’ hacen públicas denuncias sobre las malas condiciones de las salas de ginecología de la mayoría de los hospitales cubanos. Además, se publican reportajes, videos, visualizaciones de datos, testimonios y mucho más, acerca de la violencia obstétrica en Cuba.