¿Cuál es la relación entre el Viagra y el tratamiento del coronavirus?

La pandemia mundial de coronavirus ha cambiado la vida de las personas en los últimos meses, con casi todas las economías del mundo paralizadas para evitar los contagios masivos que ya suman más de 4 millones de infectados con cientos de miles de muertes.

Con esta realidad, la comunidad científica se ha volcado en la búsqueda de una vacuna que ayude a contener el virus, pero eso puede tomar mucho más tiempo que la segunda vía de investigación.

Esta última consiste en encontrar un fármaco que ya se utilice para otro padecimiento y que pueda resultar útil para atacar el coronavirus. Aquí es donde entra la historia del Viagra, y no, no se imagine que tomando la famosa ¨pastillita azul¨ va estar libre del Covid-19.

De lo que se trata es de la historia que hay detrás. Resulta que antes de que la farmacéutica Pfizer comenzara a investigar sobre un tratamiento para la angina de pecho, sus especialistas notaron un efecto secundario en los hombres: sufrían erecciones repentinas sin estímulo sexual alguno.

De esta manera nació el Viagra como potenciador de la “virilidad masculina” y atrás quedó su uso para la agina de pecho.

Es por ello que la esperanza de muchos investigadores está centrada en hallar un efecto similar para tratar el coronavirus utilizando un medicamento que en estos momentos se receta para otro padecimiento.

La tarea no es sencilla, pues se trata de probar múltiples veces ya sea en laboratorios o en pruebas con animales antes de tener un resultado concluyente que permita una alta seguridad para su uso en humanos.

El conocimiento que se tiene del coronavirus es esencial para buscar esas combinaciones de fármacos. “Sabemos que el virus se une a la célula por un receptor ACE2. Entra y, gracias a una enzima en particular, se replica dentro de la célula, produce sus propias proteínas y luego hace que la célula se vuelva disfuncional y muera, lo que da lugar a un proceso inflamatorio”, explica Bruce Bloom, director de Cures Within Reach, a BBC.

Teniendo esto en cuenta, se pueden estudiar fármacos que posean características para luchar contra los receptores ACE2, contra las enzimas, contra las rutas por las que se genera la inflamación o, incluso, hacer una combinación de ellos para luchar contra varios blancos al mismo tiempo.