Empresa militar rusa entrega 18 mil farolas LED para alumbrado público en La Habana

Mientras en la capital son muy escasos los cortes de electricidad, en el resto del país hay apagones de más de 16 horas. (Captura de pantalla © InandOut TV – YouTube)

La empresa estatal rusa Ural, parte de la corporación militar Rostec, produjo un pedido de 15.000 farolas con tecnología LED personalizadas acorde con las características de La Habana, según dio a conocer un medio de prensa ruso.

Los dispositivos, destinados para el alumbrado público de la capital cubana, son aptos para las condiciones climáticas y eléctricas de la Isla. Por ejemplo, los fabricantes aseguran que “son resistentes no solo a las sobretensiones, sino también a las altas temperaturas del aire, la exposición a la luz solar directa y la alta humedad”.

Por otra parte, advierten que este tipo de tecnología tiene un menor consumo eléctrico que las luminarias tradicionales.

En ese sentido, Vadim Kalyugin, director general de Shvabe, afirmó que “contribuimos al desarrollo de la infraestructura urbana de La Habana suministrando a la República lámparas modificadas. Los productos consumen un 90% menos de energía que las lámparas incandescentes y producen la misma cantidad de luz. Las lámparas permiten sustituir equipos obsoletos y, por tanto, hacer que las calles sean más luminosas, cómodas y seguras”.

La llegada de las farolas a Cuba coincide con un pico en la crisis energética cubana, marcado por desconexiones masivas del alumbrado público. Según el ministro de Energía y Minas, en las últimas semanas se ordenó desconectar el 74% del alumbrado público.

Aquí vuelve a darse el privilegio que tiene La Habana por encima del resto de las provincias, a tal punto que pareciera que no son del mismo país. Igual situación pasa con la cifra de energía que se le otorga a cada territorio para que planifique apagones. Mientras en la capital son muy escasos los cortes de electricidad, en el resto del país hay apagones de más de 16 horas.

Lo anterior es un síntoma de que el régimen castrista tiene un profundo miedo de exacerbar el descontento en La Habana, donde hay una gran densidad de población. Son poco más de dos millones de personas, por lo que, si se produce una protestas masivas, es mucho más difícil de controlar que en el resto del país.

Por eso, la electricidad casi no se va en La Habana y ahora las calles están alumbradas con luces LED producidas por una empresa militar rusa. En cambio, el resto de los cubanos vive en oscuridad, situación que crea el ambiente perfecto para la proliferación de la criminalidad.