En Sancti Spíritus un hombre realiza una compra con tarjeta y le cobran más de lo debido

En la Isla las compras y el pago de servicios mediante tarjetas magnéticas sigue presentando grandes inconvenientes, hasta estos momentos la infraestructura es deficiente y la población carece de los conocimientos básicos para este tipo de operación.

Jorge Luis Diego de Miranda, cubano residente de la localidad de Antonio Maceo No. 3, en Cabaiguán, Sancti Spíritus, fue a comprar un producto mediante su tarjeta magnética en un cajero automático y le sucede que cuando revisa la cuenta se percata de que le habían cobrado más del doble.

El incidente ocurrió en la tienda El Álamo de su vecindario, la compra que realizó fue de 2.90 CUC y le cobraron el doble de ese monto.

El afectado realizó una declaración al diario estatal Juventud Rebelde en la sección de Acuse de Recibo, y hasta el momento no le han devuelto ni un centavo, incluso después de haber ido reiteradas veces a la tienda y plantear varias quejas.

Normalmente en la Isla este tipo de situaciones son muy frecuentes, donde los empleados de estas instalaciones no tienen la preparación para brindar este tipo de servicio.

Además varios días atrás, Miranda fue a una tienda llamada La Revoltosa ubicada en su mismo municipio y adquirió una caja de pollos por el valor de 25.50 CUC.

Y en el momento que va a pagar con su tarjeta, la empleada le comunicó que «no podía pasar la misma porque el servicio estaba muy lento».

El medio estatal según como lo publicó, el hombre, «observó que la empleada ni siquiera hizo el intento de pasar la tarjeta, estando el POS encendido. Terminó yendo al cajero automático, y extrajo el efectivo para pagar: sin la bonificación que el Banco proporciona».

Además de todo lo anterior, el cajero automático le dio billetes de 200, y la misma trabajadora le pidió su carnet de identidad para registrar la serie de los billetes y su número de identificación.

Después la empleada le pide que firma el documento, donde él solicita «verificar si los números estaban correctos, se molestó y le dijo que él estaba «atravesado» porque no pudo pasar la tarjeta».

«Ahora me estoy preguntando si la campaña que hace el país, y el esfuerzo que hace el Banco para el uso del dinero electrónico vale la pena; y qué vamos a hacer con dependientas como esa, que parece que disfrutan con el maltrato a los clientes», señaló Miranda en su escrito a Juventud Rebelde.

Este tipo de servicios en la Isla son un gran dilema para la población, los cuales normalmente presentan problemas técnicos y finalmente el pueblo es el afectado.

Con información de CiberCuba