Familia de migrantes cubanos sobrevive vendiendo caramelos en las calles de Honduras  

Honduras se ha convertido en un país de tránsito para todos los migrantes de centro y Sudamérica, incluidos los cubanos, que intentan llegar por tierra a EEUU. (Foto: Periódico Cubano)

Una familia cubana atraviesa momentos difíciles en las calles de Comayagüela, Honduras, al no tener dinero suficiente para poder continuar su viaje hacia Estados Unidos para solicitar asilo.

La agencia AFP presentó el caso de Diana Guzmán, de 48 años, su hermana, hija, nieta y yerno, quienes se quedaron varados en la nación centroamericana, tras una larga travesía que incluyó la peligrosa selva del Darién.

Diana relató a la agencia periodística que vendieron sus dos casas en Cuba y con el dinero compraron boletos de avión hacia Guyana. Tras arribar a este país, iniciaron su recorrido por Sudamérica atravesando Brasil, Perú, Ecuador y Colombia.

“La travesía ha sido bastante dura porque cuando entramos a la selva no pensamos que fuéramos a pasar el trabajo que pasamos, allí nos robaron, nos quitaron todo, la comida que trajimos la pisoteaban. Los teléfonos nos los quitaron”, agregó la mujer.

La cubana precisó que los asaltantes estaban vestidos de negro y armados con escopetas, que utilizaron para golpear a quienes se resistieron al asalto.

Gracias a otros migrantes, lograron conseguir comida y continuaron su camino hasta adentrarse a una comunidad indígena de Panamá, donde recibieron ayuda por parte de los pobladores.

La familia atravesó Costa Rica y Nicaragua como parte de la ruta que no pudieron continuar al llegar a Honduras, donde ahora tratan de sobrevivir en las calles vendiendo caramelos.

Diana relató que abandonaron Cuba por la difícil situación económica y los bajos salarios que no alcanza ni para comprar los alimentos básicos.

“El salario apenas nos alcanzaba, si comprábamos un par de chancletas, no podíamos comer”, explicó la antillana.

En Honduras enfrentan una medida que dificulta el paso de muchos migrantes. Las autoridades de este país exigen el pago de un salvoconducto de 210 dólares que permite a los indocumentados el tránsito libre en esta nación.

Quienes no logran pagarlo, no pueden continuar el camino hacia el norte del continente y además corren el riesgo de ser arrestado para la deportación.

«Ese es uno de los problemas que enfrentan los migrantes, ya que no pueden pagar la sanción administrativa estipulada, por lo cual deben permanecer varios días hasta lograr obtener los fondos para dicho pago, viéndose obligados incluso a pedir dinero en las calles y realizar actos de manifestación pública», indicó en una ocasión la Comisión Nacional de Derechos Humanos en Honduras.

Como no tienen familiares en EEUU que les envíen recursos económicos, Diana y sus acompañantes carecen de toda posibilidad de hacer ese pago, porque el dinero juntado con la venta lo utilizan principalmente para conseguir comida.