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Fiscalía pide siete años de prisión para un activista que participó en el 11J

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Fiscalía pide siete años de prisión para un activista que participó en el 11J

Dos de las demandas del joven Andy García Lorenzo fueron cumplidas, pero permanece encarcelado

Joven en Santa Clara lleva 37 días bajo arresto por manifestarse de manera pacífica

Joven en Santa Clara lleva 37 días bajo arresto por manifestarse de manera pacífica. (Foto: Roxana García Lorenzo-Facebook)

El activista Andy García Lorenzo, uno de los detenidos tras las protestas del 11 de julio, abandonó la huelga de hambre que mantenía desde hace 10 días, debido a complicaciones de salud.

La hermana del opositor, Roxana García Lorenzo, dijo a Diario de Cuba que ella y algunos amigos le habían pedido a Andy deponer la huelga, pues tenían miedo de las consecuencias que pudiera acarrearle.

Andy, de 23 años, tiene problemas renales, por lo que lleva varios días orinando sangre. A esto se suma su anemia, que le produce mareos, y los altos niveles de triglicéridos que mantiene.

Roxana refirió que hasta hace poco lo había apoyado en su protesta, pero que durante su última visita lo vio muy mal, que incluso le temblaban las manos, por lo que le pidió desistir.

Algunas demandas del joven se cumplieron, la Fiscalía le envió la “petición fiscal”, que no se la habían dado pese a llevar casi cuatro meses preso.

Por otro lado, un preso de su pasillo, que llevaba varios días enfermo sin recibir atención médica, fue llevado por fin al hospital para que lo revisen.

Dentro de estas peticiones, Andy había pedido también que su petición fiscal no incluyera cárcel y que los presos políticos obtuvieran su libertad. Ambas demandas fueron ignoradas.

La Fiscalía pide para el disidente una sentencia de siete años de prisión, pese a que su único delito fue manifestarse pacíficamente, lo que incluso fue documentado.

En varios videos, el joven aparece tranquilo, gritando consignas durante el 11J. En una de las grabaciones se nota cómo aleja a otros manifestantes de las cercanías de un oficialista que había salido a increparlos.

“Todo el tiempo trató de evitar una confrontación. Él era pacífico”, declaró su hermana.

“Cuando lo fueron a detener, puso las manos en la nuca y se tiró en el piso. Sin embargo, le dieron una golpiza tal que, en la primera visita de su madre, en julio, tuvieron que ponerle una enguatada para que no se vieran los golpes”, añadió.

Pese a su docilidad, el joven está acusado de “desórdenes públicos” y “desacato”, por haber gritado insultos contra el dirigente cubano Miguel Díaz-Canel.

“Pruebas hay muchas en las que se muestra claramente que todo el tiempo él estaba buscando la tranquilidad en medio de la marcha, por lo que nosotros, como familia, gritaremos más fuerte que nunca hasta que todos se enteren de que en Cuba no se cumplen las leyes, que sí existen presos políticos, que mi hermano es uno de ellos y que están pidiéndole años injustos de cárcel a todos ellos”, concluyó Roxana.

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