Gobierno cubano niega prácticas de esclavitud en las misiones médicas

La dictadura castrista obtiene millones de dólares a través de las misiones de salud en el extranjero. (Foto: Cubadebate)

El gobierno cubano rechazó en una reunión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que los médicos enviados a las misiones de salud en el extranjero sean sometidos a prácticas de esclavitud o trata de personas.

Lo anterior fue mencionado por el ministro de Justicia de Cuba, Oscar Silvera Martínez, cuando participó de manera virtual en la Asamblea General sobre la Evaluación del Plan de Acción Global de la ONU para Combatir la Trata de Personas.

El funcionario castrista se refirió en específico al Informe de Trata de Personas emitido por el Departamento de Estado de Estados Unidos, indicando que el contenido sobre la Isla en este documento “es inaceptable y sin fundamento”.

“La inclusión está encaminada a denigrar la meritoria labor de cientos de miles de profesionales y técnicos de la salud cubanos, que durante décadas y con profunda vocación solidaria y humanista, han prestado de manera voluntaria su asistencia en decenas de países”, agregó Silvera Martínez.

Además de negar una práctica denunciada por médicos que han abandonado las misiones, el ministro también dijo que en el territorio cubano es “escasa la trata de personas”, debido a una política de cero tolerancias implementada en el país.

En el reporte anual sobre trata de personas difundido por Washington se menciona que el gobierno cubano se beneficia económicamente de las misiones, adueñándose de más de la mitad del sueldo que deberían recibir los médicos participantes.

Asimismo, añade el texto, se confiscan los documentos migratorios de los galenos cuando llegan al país donde van a trabajar, son vigilados por agentes de la Seguridad del Estado y amenazados por si intentan escapar de la misión.

Los médicos prácticamente son tratados como esclavos porque son sometidos a largas horas de trabajo y no se les permite desplazarse libremente cuando están fuera del horario laboral.

En julio de este año, la doctora cubana Elisandra del Prado denunció ante un medio independiente todos los problemas que vivió mientras era parte de una misión de salud en Venezuela.

La profesional de la salud fue obligada a impartir clases a un grupo de estudiantes de Rehabilitación, pese a que esto no estaba en su contrato. Además, carecía de medicamentos y utensilios clínicos para atender a los pacientes.

“No había guantes, no había mascarillas, no había sobrebatas, si yo atendía a un paciente positivo al COVID-19, tenía que cambiarme de ropa, pero no tenía dónde bañarme. En esa situación uno requiere de un buen baño”, explicó del Prado.