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“No había guantes, no había mascarillas”: doctora cubana revela cómo fue estar de misión en Venezuela

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“No había guantes, no había mascarillas”: doctora cubana revela cómo fue estar de misión en Venezuela

La profesional confesó que en ocasiones tuvo que pedirle a los pacientes que compraran sus propios insumos médicos para poder ser atendidos

Una doctora cubana ha decidido salir y narrar cómo fue cumplir su misión médica en Venezuela antes de abandonarla, revelando detalles sobre los problemas que deben de sufrir los galenos que trabajan para el Gobierno castrista.

La profesional de la salud, identificada como la doctora Elisandra del Prado, le indicó al medio independiente Diario de Cuba que durante su estadía en el país sudamericano tuvo que impartir docencia a un grupo de estudiantes de Rehabilitación, algo que no estaba en su contrato, pero tuvo que hacer de todos modos.

Esta obligación, la cual violaba su contrato laboral, hizo que recibiera amenazas por parte de una alumna, por lo que tuvo que ser transferida del primer Centro de Diagnóstico Integral donde había sido ubicada inicialmente.

“Me amenazó porque agarró una baja nota y ella pensaba que era una alumna estrella, porque eso era lo que le habían hecho creer los profesores anteriores”, explicó.

Del Prado indicó que el recibir amenazas no era raro para los galenos cubanos, pues “ha habido colaboradores amenazados por los propios venezolanos, porque violan la ética médica, maltratan a los pacientes… e inclusive porque no tienen medicamentos para darles, porque aquí lo que no hay es medicamentos, no hay insumos para cubrir las necesidades de la población. Prácticamente, esta misión es como una estafa al pueblo venezolano”.

La doctora recalcó que esta falta de insumos fue un problema a la hora de atender a los pacientes con COVID-19, pues los galenos no contaban con el equipo necesario para garantizar su seguridad.

“No había guantes, no había mascarillas, no había sobrebatas. Las condiciones del médico que hace guardias 24 horas en las consultas de respiratorio… eso es deprimente porque ni siquiera contamos con un baño para bañarnos. Es decir, si yo atendía a un paciente positivo al COVID-19, tenía que cambiarme de ropa, pero no tenía dónde bañarme. En esa situación uno requiere de un buen baño”.

Del Prado indicó que en ocasiones tuvo que hacer que los mismos pacientes trajeran insumos médicos para poder ser atendidos, pues ella no contaba con lo necesario.

“A mí, como médico, lo que me daba era vergüenza (…) Tenía que decirle ‘mire, vaya y compre los guantes, para poder atenderlo’”, indicó respecto a pacientes que arribaban en busca de un examen PCR.

De igual manera, indicó que la muerte de colaboradores cubanos llegó a ser un problema, recordando la de un médico de su misma provincia, Holguín, la cual asegura en parte fue culpa del Gobierno castrista.

“Eso me duele, porque sé que en parte es por el descuido del Estado cubano. Vamos a estar claros, ya Venezuela está pagando por nosotros; lo que pase con nosotros les importa a los cubanos, no al Gobierno venezolano (…) Ese colaborador falleció por COVID-19, no hay más nada que preguntar. Una persona joven que fallece por problemas respiratorios, ¿qué era lo que tenía? COVID-19. ¿Por qué adquirió el COVID-19? Porque lo obligan a pesquisar en las horas de la tarde, al sol y sin protección ninguna”, reclamó.

De acuerdo con Del Prado, ella también estaba obligada a realizar pesquisas en horas de la tarde y debía recoger el nombre de los pacientes, verificar que no tuvieran fiebre e inspeccionar en busca de males generales, todo sin equipo de protección.

“No había nasobucos en el CDI. En general, en el CDI no hay condiciones para tratar a los pacientes con COVID-19. Inclusive, el oxígeno, que es lo fundamental en estos casos de problema respiratorio, falta en el CDI. Las personas tienen que conseguir su propio oxígeno, por sus propios medios en muchas ocasiones”.

Del Prado indicó que durante la misión se le ordenó alterar las estadísticas, indicando que pese a recibir solo uno o dos pacientes al día, ella debía anotar entre 20 y 25 diarios con el objetivo de cumplir “un indicador”.

De acuerdo con la doctora, el realizar la entrevista con el citado medio independiente le ha servido de terapia.

“Yo solo espero que nadie pueda silenciar la voz de tantos médicos que hemos sido oprimidos por el sistema comunista. Nos ha obligado a mentir, a violar la ética médica, a tomar decisiones que nos duelen, porque estar alejada de mi hijo es lo que más me duele, porque es un pedazo de mí y le hago muchísima falta. Solo espero que el mundo abra los ojos y pueda ver la mentira tan grande que es la gran potencia médica cubana. Solo saliendo de Cuba, un médico puede darse cuenta de la gran mentira a la que están siendo sometidos cuando les proponen venir para una misión médica”.

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