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Hablemos sobre democracia en Cuba

OPINIÓN

Hablemos sobre democracia en Cuba

El Estado interviene en todo, intenta torcer el rumbo económico con políticas desde arriba

Los que aborrecen la democracia hablan de ella con una sonrisa maliciosa, escamoteando toda verdad. Son astutos y miserables porque comprenden que donde no existe democracia, hay dictadura. Pero denominarse demócratas debilita un tanto la fiscalización del mundo libre.

¿Qué se entiende por democracia? Se entiende por democracia un sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho de este a elegir y controlar a sus gobernantes. El pilar fundamental de esta forma de gobierno es garantizar la libertad del individuo mientras se acata la decisión de las mayorías.

Los primeros atisbos de democracia aparecieron en la Atenas de los siglos VI y V antes de Cristo, con las reformas de Solón, en 594 a.C., que suprimió la esclavitud y suavizó la deuda de los campesinos. El llamado “Código de Dracón” trazaba por escrito las leyes de la ciudad. Sin embargo, estas leyes restringían el voto solo a los varones adultos, excluyendo a mujeres y esclavos. Según Solón, la sociedad debía quedar dividida en cuatro grupos según sus riquezas. Este fue un primer paso.

Es más tarde, con Clístenes, en 508 a.C., que nace la democracia en Atenas, introduciendo la igualdad de los ciudadanos ante la ley. Por tales motivos, se le reconoce como el padre de la democracia ateniense. Este fue un paso gigantesco en el desarrollo de la sociedad. Inherentes a esta forma de gobierno son la igualdad ante la ley, el derecho a elegir y, por último, controlar a sus gobernantes.

No obstante, aún quedaba mucho por andar. Un proyecto histórico quedó dibujado en la mente del gran pensador inglés Tomás Moro, en su obra Utopía (1516), donde fantaseaba con un gobierno elegido por voto popular y con cargos rotativos para que nadie acumulara demasiado poder. Este proyecto fue un rotundo fracaso. Acusado de traición por Enrique VIII, fue decapitado en 1535; pero sus ideas influyeron más tarde en otros pensadores.

No fue hasta la Ilustración Francesa del siglo XVIII, con Montesquieu, que podemos hablar de democracia desde un concepto moderno. En su obra El espíritu de las leyes (1748), propuso dividir el poder del Estado en ejecutivo, legislativo y judicial, tal como se practica en los países democráticos hoy día. Su obra es de gran valor metodológico y sus aportes son aún de estudio constante para especialistas de todo el mundo.

Abraham Lincoln, reconocido por su liderazgo durante un período crucial en la historia de Estados Unidos, proporcionó una perspectiva trascendental sobre el concepto de democracia. Su definición más famosa es: “Democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

Elementos básicos de un Estado son el sufragio universal, acompañado de la división de poderes, como contrapeso esencial, y el respeto irrestricto a los derechos humanos, tal como se establece en la Declaración de Derechos de la ONU.

Las características clave de la democracia son:

  • Respeto a los individuos.
  • La creencia en el avance humano y el progreso social.
  • La sociedad debe ser cooperativa y ordenada.
  • El poder debe ser compartido, no debe estar en manos de un solo individuo o grupo, sino distribuido entre todos los ciudadanos.
  • Libertad de pensamiento y credo.

La relación estrecha e indisoluble entre democracia y capitalismo tiene su punto de partida en el liberalismo clásico, que permite elegir dónde vivir, para quién trabajar, a qué partido afiliarse y la búsqueda de la verdadera existencia humana.

Democracia Cuba

Fidel Castro, el hombre fuerte que impondría el rumbo y el carácter de la revolución, era el inicio del socialismo. (Foto © Periódico Cubano)

Es en el sistema capitalista, basado en un régimen de propiedad privada y una economía de oferta y demanda, donde se permite la satisfacción de las necesidades y el bienestar material. Aquí, el papel del Estado es mínimo o nulo. La libertad plena en la creación es la clave del impulso tanto material como espiritual.

Estas condiciones han permitido el notable avance de los países capitalistas, con algún que otro retroceso pasajero, pero siempre imponiéndose la virtud sobre el capricho de los hombres que, ignorando las leyes sociales, cometen errores que ponen traspiés al desarrollo humano. Con sus defectos, propios de la limitación del ser humano, el capitalismo es de hecho la vía más segura y rápida de vencer el hambre y garantizar el bienestar social.

La Revolución Rusa de 1917 abrió un nuevo camino de exploración social basado en las ideas de Marx y Lenin, que, tras la Segunda Guerra Mundial, dio inicio a la aparición del socialismo en la Europa del Este. Este sistema difiere mucho de los postulados de la Declaración de Derechos Humanos trazados por la ONU. Su influencia, sin embargo, llegó a América con una brisa de libertad que ocultaba el brazo de hierro instalado en estos países, que ni eran libres ni eran prósperos.

En este contexto triunfó la Revolución Cubana de 1959, con gran apoyo popular. Fidel Castro, el hombre fuerte que impondría el rumbo y el carácter de la revolución, era el inicio del socialismo. Fue un proceso rápido y agitado de marcado carácter antinorteamericano. Comenzó con profundas transformaciones económicas, nacionalizando toda la propiedad, tanto extranjera como nacional. Eran, como se señalaba, propiedad del pueblo y debían, por tanto, estar en manos del Estado socialista.

A partir de ahí, empezó un deterioro sostenido que arruinó a la economía cubana, una de las más fuertes del mundo (ocupaba el lugar 29 a nivel mundial). En el orden político, no hubo más elecciones libres en Cuba; la democracia dejó de existir, los partidos políticos fueron prohibidos, la prensa callada, la libertad coartada. Cuba comenzaba a morir.

Democracia Cuba

¿De qué democracia podemos hablar en Cuba? Por decir “Patria y Vida” te pudres en una cárcel. (Foto © Periódico Cubano)

Es paradójico que donde más se habla de democracia y libertad sea en Cuba, donde todo su potencial de propaganda se invierte en mentir. El Estado interviene en todo, intenta torcer el rumbo económico con políticas desde arriba, ignorando las leyes de mercado, que son como un caballo salvaje, incontrolable.

Esto ha dinamitado la sensatez, imponiendo leyes a contrapelo de la realidad. Como consecuencia, el país ha quedado a merced de individuos incapaces de hacer crecer la economía, imponiendo trabas de todo tipo, vigilando tanto la producción como el dinero, y lejos de crear condiciones viables para producir.

En Cuba no se produce nada. Ha quedado en las ruinas, endeudada con países como Rusia y sin vías para subsistir por sí misma. La democracia está paralizada, las libertades suprimidas, los derechos congelados. Es un sistema a espaldas de un pueblo y sus realidades, un pueblo bajo sitio, un pueblo que huye.

En estas condiciones, ¿de qué democracia podemos hablar? Por decir “Patria y Vida” te pudres en una cárcel. Democracia donde no puedes disentir, democracia en un país sin derechos. Democracia donde el presidente puede llamar a su pueblo a una guerra civil. Democracia donde tus representantes en la Asamblea del Poder Popular solo saben decir sí y nunca podrán decir no. ¡No, mil veces no, no quiero esa democracia!

Quiero diversidad de pensamiento, quiero pluripartidismo, quiero vivir aquí, sin miedo a gritar lo que pienso, quiero libertad de prensa, de religión, y quiero que mi gobierno me deje vivir en paz. ¡Eso es democracia! Una patria sin odios y con virtudes.

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