Inicia en Varadero el Campeonato Mundial de Coctelería en medio de crisis económica nacional

En medio de una crisis económica histórica, que ha implicado un desabastecimiento general de alimentos y productos de primera necesidad, Cuba acoge desde este viernes 4 de noviembre, por primera vez, el Campeonato Mundial de Coctelería, con sede en Varadero.

Según la oficialista Agencia Cubana de Noticias (ACN), la edición 69 del evento «promocionará el turismo y la identidad del país». La inauguración tuvo lugar en el Hotel Meliá Internacional, y en ese mismo lugar se realizarán todas las actividades.

El encuentro ha sido organizado por la Asociación Internacional de Bartenders (IBA, por sus siglas en inglés), junto con la Asociación de Cantineros de Cuba, y participarán 63 competidores en estilo clásico y 32 en libre, provenientes de más de 60 naciones.

ACN explica que, de acuerdo con el programa, se celebrarán talleres, presentaciones de libros y de productos sobre los cócteles cubanos clásicos, así como visitas a sitios relacionados con la tradición ronera del territorio caribeño.

Entre las actividades que más se han promocionado destaca el intento de un Récord Guinness, el próximo lunes, con la elaboración del cóctel Adán y Eva más grande del mundo, un homenaje a la bebida creada por Sergio Serrano Rivero, campeón de la edición de 2003 y único cubano ganador en la historia del certamen.

Puede que en este encuentro no falte nada, pero en el resto del país la realidad es que no hay ni el más mínimo ápice de la opulencia que el castrismo destina a sus eventos internacionales.

Se trata de otro intento de la dictadura cubana por atraer divisas extranjeras e intentar potenciar el turismo, rama fundamental en el crecimiento de la riqueza de la cúpula que dirige al país, y que se ha visto venida a menos desde la pandemia, sin lograr recuperar niveles anteriores a la COVID-19.

En ese sentido, Alejandro Gil Fernández, viceprimer ministro y ministro de Economía y Planificación de Cuba, hizo públicas las cifras oficiales previstas a inicio de año y lo que realmente se cumplió, demostrando lo que muchos habían avizorado: que el régimen no lograría los exorbitantes números de su pronóstico de turistas.

El funcionario público reveló que “habían arribado al país 1.074.795 visitantes, y se estima termine el año con 1.710.000 turistas”; lo que representaría unos 800 mil extranjeros menos que los previstos por los representantes oficialistas en sus infantiles previsiones de inicio de años, cuando se propusieron alcanzar 2.5 millones de visitantes.