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Joven habla en TV nacional sobre lo difícil que es ser revolucionario en la Cuba de hoy
En un país donde el discurso revolucionario hace décadas se halla en el centro de la vida política, las contradicciones entre las consignas y la realidad son cada vez más evidentes

En Cuba las contradicciones entre las consignas y la realidad son cada vez más evidentes. (Foto © Periódico Cubano)
En un inusual fragmento televisivo, una joven cubana expuso la complejidad que enfrentan quienes se consideran revolucionarios en la Cuba de hoy en día. “Es muy difícil ser jóvenes revolucionarios, porque a veces no tenemos las herramientas por ese ideario de emigrar, de no ver el presente aquí. Y entonces los que somos, somos como los locos, los locos o los adoctrinados…”.
Sus palabras sintetizan el sentir de una generación que, en medio de carencias materiales y la crisis económica del régimen comunista, se debate entre quedarse en el país junto a sus familiares mayores o el deseo de buscar una vida mejor en el exterior.
A la luz de la filosofía marxista, la afirmación de Carlos Marx de que “el hombre piensa como vive” cobra especial relevancia. Marx sostenía que la base económica determina en gran medida la superestructura ideológica, de manera que, si las necesidades materiales no están satisfechas, se dificulta la adhesión a un proyecto político o ideológico.
Por ello, la propia joven, al parecer de forma inconsciente al estar delante de las cámaras de la TV oficialista señala que los pocos revolucionarios que quedan son los adoctrinados o los locos, o tal vez aquellos que lo hacen por interés para mantenerse en una posición de poder.
En el contexto cubano, las carencias alimentarias, la falta de acceso a bienes básicos y la ausencia de oportunidades profesionales conforman una realidad que obstaculiza la construcción de un sentido de pertenencia revolucionaria en los jóvenes. En la práctica, esta precariedad se traduce en apatía, desencanto y un creciente deseo de emigrar.
La joven refiere también la falta de “unidad en torno a qué o en torno a qué construcciones”. Esta reflexión alude a la necesidad de contar con un proyecto social atractivo y fundamentado, algo que históricamente el discurso oficial del gobierno cubano ha intentado suplir con consignas y programas educativos de corte ideológico.
Sin embargo, si en la cotidianidad dichas promesas no se concretan en mejoras reales, el sentido de cohesión o compromiso se ve seriamente debilitado. De ahí que la joven aluda a la formación y a la necesidad de “elementos que sustenten los porqués de la vida cotidiana”.
En un país donde el discurso revolucionario hace décadas se halla en el centro de la vida política, las contradicciones entre las consignas y la realidad son cada vez más evidentes. El costo de la supervivencia diaria, la escasez de medicamentos y la imposibilidad de emprender proyectos económicos propios generan una desconexión profunda entre los ideales proclamados y las circunstancias que afectan al ciudadano común.
Al sentir que “todo se sustenta en la crisis económica del régimen comunista”, muchos jóvenes cuestionan la validez de un discurso que no brinda soluciones prácticas.
Al mismo tiempo, los dirigentes de la cúpula castrista se dan la gran vida en viajes internacionales y muestran un elevado sobrepeso, símbolo de que en sus casas la comida no falta. Recientemente, Manuel Marrero Cruz, primer ministro de Cuba, se fue de gira oficial por África y se llevó a pasear a su esposa. Aunque es un hecho inédito en la figura de un primer ministro, el también coronel de las Fuerzas Armadas (FAR) no podía ser menos que Miguel Díaz-Canel, quien fue el primero de la era castrista en estar acompañado por su esposa, Lis Cuesta, en los viajes al extranjero.
En medio de la profunda crisis económica que azota a Cuba, los gastos derivados de estos viajes recaen sobre los recursos públicos. En el actual contexto indigna más a la población, a la cual se le siguen pidiendo sacrificios constantes, mientras los dirigentes y sus familiares gozan de privilegios.
El testimonio de esta joven en la televisión nacional no solo representa la voz de una generación inconforme, sino también constituye un llamado de atención al régimen castrista que está atravesando por sus momentos de mayor debilidad.

el diablo
7 de abril 2025 11:59 AM at 11:59 AM
todos los que apoyan esa dictadura son ASESSINOS COMO ELLOS esos no son comunistas son ASESSINOS