“La Pequeña Habana”: una playa en Colombia con más de 600 migrantes cubanos

Más de 600 migrantes cubanos rumbo a los Estados Unidos se encuentran varados desde hace semanas en una playa de Colombia, a la que los habitantes han comenzado a llamar “La Pequeña Habana”, informó el portal independiente Diario de Cuba.

Se trata del puerto colombiano de Necoclí, en la región de Urabá, donde un número cada día más creciente de isleños espera, pernoctando en carpas improvisadas, por el permiso de las autoridades locales para seguir su camino al norte.

Según el reporte, muchos se encuentran allí desde el pasado 12 marzo, día en que los pobladores de la localidad de Capurganá, fronteriza con Panamá, decidieron prohibir el paso a emigrantes irregulares para prevenir el colapso de los servicios públicos.

«Por la mañana llegaron dos guaguas con 70 cubanos y por la noche llegaron otras 15 personas», contó al referido medio Niurka González Osorio, de 32 años, quien inició su recorrido hace cuatro meses en Guyana con su hijo de tres años y su esposo.

La familia ingresó a Colombia desde Ecuador por el puente internacional de Rumichaca. «Fuimos con temor y preparados a pagar por el salvoconducto a la Oficina de Migración Colombia, pero solo nos tomó medio día adquirirlo y sin ningún costo”, relató.

Según Niurka, el viaje hasta Necoclí fue tranquilo, pero al llegar se encontraron con la noticia de que no podrían continuar. Ahora la familia espera, con temor a que se les acabe el dinero que llevan consigo, a que se vuelva abrir el paso hacia Panamá.

Para ahorrar el dinero que les queda, los cubanos se han dividido en grupos de 40 o 50 y cada uno aporta 75 centavos de dólar para un único alimento diario, que por lo general es arroz, yuca o papa y algún embutido.

Según contaron, los alimentos son preparados en ollas comunitarias al calor de la leña y en la playa. Las duchas también tienen precio, unos 70 centavos de dólar. Otros prefieren usar un acceso de agua potable adaptado por la comunidad local.

«La gente viene, nos da carne, arroz y nos pregunta cómo estamos», dijo Niurka. Añadió que el viernes los visitaron «unos miembros de las iglesias» que dejaron artículos para los niños «y unos jóvenes nos trajeron bolsas de agua».

La cubana insiste en que la intención de sus compatriotas no es “quedarnos en Colombia ni crear problemas a las comunidades por las que pasamos». «Llevamos diez días varados aquí (…) estamos desesperados”, recalcó.

Niurka pide a la comunidad de Capurganá que permita el viaje de una comisión de tres mujeres cubanas “para hablar y que, de común acuerdo, permitan nuestro paso, según las condiciones que ellos pongan», agregó.

«Puede ser en grupos de unos 50 por día y, apenas estos abandonen la localidad, otro grupo sale. Todos los días oramos para que ellos se conduelan de nuestro drama. Los cubanos no queremos ponernos en manos de coyotes como han hecho algunos africanos», señaló.