María Cristina Garrido y Lizandra Góngora continúan en celdas de aislamiento

Las activistas Lizandra Góngora y María Cristina Garrido se encuentran asilada de la población penal por órdenes de la Seguridad del Estado. (Collage: Lizandra Góngora/María Cristina Garrido-Facebook)

María Cristina Garrido y Lizandra Góngora continúan aisladas en la cárcel del Guatao, donde se encuentran detenidas por participar en las protestas del 11 de julio en Mayabeque.

Michael Valladares, esposo de María Cristina Garrido, afirmó que las prisioneras políticas aún no pueden tener contacto con la población penal y se les impone restricciones diferentes a las de las demás reclusas.

“Todavía se encuentran en celdas de aislamiento y les están denegando las maquinitas de afeitar, se niegan a sacar las cartas para afuera, cartas a su familia, a sus hijos, a mí”, contó a Radio Martí.

Señaló que aunque otras prisioneras tienen derecho a tres llamadas a la semana, su esposa solo puede comunicarse por esa vía cada 15 días. Sin embargo, aseguró que la mujer sigue fuerte y firme en sus principios, a pesar de que aún no tiene fecha de juicio.

“Por orden de la Seguridad del Estado ellas están separadas de las demás, así mismo se lo dijo la dirección de la prisión a María Cristina”, insistió, refiriéndose también a la situación de Lizandra Góngora y de la manifestante Gloria Valle.

“Lizandra, que es asmática, a causa de tanto polvo, lleva quince días padeciendo de coriza y falta de aire y no hay medicamento de ningún tipo allí”, agregó. Por su parte, Angélica Garrido “permanece en su destacamento”.

María Cristina Garrido es acusada de los delitos “desorden público”, “desacato”, “atentado”, “resistencia” y por supuestamente dirigir las protestas del 11J en el municipio de Quivicán. La Fiscalía pide 15 años de privación de libertad para ella.

La opositora Lizandra Góngora podría pasar diez años en la cárcel tras ser sentenciada por los delitos “agresión”, “sabotaje” y “desorden público”. En varias ocasiones la familia ha denunciado que la Seguridad del Estado ha fabricado evidencias para sumar a su causa.

A finales del mes de noviembre, la activista pidió ayuda para comunicarse con sus hijos, pues había sido castigada. También fue amenazada por escribir una carta donde mantenía su posición en la lucha por el fin del régimen en la Isla.

“Con la dictadura que gobierna ilegalmente en Cuba no se dialoga, no me importa quién flaquee ante las situaciones difíciles por las que estamos pasando. Es mi forma de pensar y deseo que se respete”, decía la misiva.