Minag sostiene que EEUU es indispensable para la producción alimentaria en Cuba

El gobierno de Cuba continúa culpando al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos de su incapacidad para mantener a flote el país, en este caso a la industria alimentaria.

De acuerdo con un reportaje del oficialista Granma, el bloqueo ha hecho perder al sector agricultor 350 millones 598 mil 937 dólares tan solo entre abril de2019 y marzo del 2020.

La nota acusa a la sanción de EEUU de impedirle al gobierno cubano la adquisición de herramientas y tecnologías para la producción de alimentos.

Aunque en varias ocasiones las autoridades han señalado que no necesitan del apoyo externo, pues en Cuba “no hay escasez de alimentos”, el discurso ha cambiado a que el mercado estadounidense es indispensable para la producción alimentaria en la Isla.

Según el Ministerio de la Agricultura (Minag), al no tener acceso a la oferta de EEUU, el gobierno tiene que recurrir a países lejanos de Europa y Asia para importar insumos y alimentos, lo que resulta más costoso y a la vez limita la cantidad a la que tienen acceso.

Asimismo, señala que hay semillas, piezas de maquinaria y diversos recursos que no están disponibles en otros mercados.

Con este argumento el gobierno a la vez justifica el encarecimiento de los productos, por lo costosos que resulta importar de otros lugares.

En este argumento, sin embargo, el medio oficialista no considera que el bloqueo económico estadounidense no incluye alimentos ni insumos médicos, lo que ha permitido  a Cuba importar pollo desde EEUU, y por tanto le permitiría también importar otros productos a menor costo que producirlos.

Aunque el gobierno cubano se ha victimizado durante muchos años por el bloqueo que EEUU mantiene sobre Cuba, argumentando incluso que es el país norteamericano el que se priva de las ventajas del sistema de salud de la Isla, la falta de inversión es lo que tiene dañada a la industria alimentaria.

Campesinos de Cuba han denunciado en muchas ocasiones la falta de apoyos por parte del gobierno para adquirir fertilizantes, plaguicidas y herramientas básicas de trabajo, las cuales están a la venta en el país, pero a altos precios en dólares que ellos no pueden costear y que se han elevado más tras el ordenamiento monetario.

Asimismo, se han quejado de la morosidad de las autoridades, que le deben cosechas completas a varios campesinos, o el pago de la carne a los ganaderos, deudas que se extienden por meses e incluso años sin ser pagadas ni generar intereses.

La poca capacidad con que cuenta Acopio, la empresa estatal encargada de regular la actividad agrícola, es otro problema, pues en ocasiones tardan demasiado en recoger las cosechas, que se pudren en la espera y no les son pagadas a los campesinos.

Todo esto, sumado a las altas multas que se les imponen a los campesinos por no cumplir su cuota o por tratar de vender por su cuenta el producto sobrante de las cosechas tras entregar lo debido a Acopio.

La situación ha hecho que los propios campesinos adviertan a las autoridades que la escasez de alimentos en la Isla se va a incrementar, pues la siembra es insostenible.