Presa política Keilylli de la Mora es trasladada a una sala de psiquiatría en Cienfuegos

Keilylli de la Mora está condenada a más de un año en prisión (Foto: Ana Belkis – Facebook)

La presa política Keilylli de la Mora Valle se encuentra internada en la sala de psiquiatría del hospital Gustavo Aldereguía Lima, en Cienfuegos, debido a que, según las autoridades, intentó suicidarse en prisión.

Ana Belkis Ferrer García alertó en Facebook sobre la movilización injustificada de la activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) a dicho centro de salud donde se encuentra bajo custodia policial.

“Todos sabemos que Keilylli se encuentra perfectamente bien psicológicamente y que los tiranos emplean todo tipo de mecanismo para destruir a sus adversarios políticos”, expresó Ferrer García.

Asimismo, denunció que las autoridades cubanas tratan a los opositores pacíficos como desequilibrados mentales a fin de poder acabar con su activismo.

“Exigimos su inmediata e incondicional libertad y la de todos los presos políticos, el cese de la represión y cambio de sistema”, comentó Ana Belkis, agregando que la salud de la opositora es responsabilidad de Raúl Castro y el presidente Miguel Díaz-Canel.

Condena contra Keilylli de la Mora

Keilylli de la Mora Valle fue condenada el 7 de mayo a través de un juicio sumario a un año y seis meses de cárcel a causa de los “delitos” de propagación de epidemia, desacato, resistencia y desobediencia.

La opositora ha comentado que las acusaciones son infundadas por agentes la Policía Nacional Revolucionaria, quienes acusan que la arrestaron por tener una conducta antisocial y estar ingiriendo ron a las siete de la mañana.

Además, en la acusación se estableció que la joven activista estaba sin nasobuco al momento de su arresto y por ello le fincaron el delito de “propagación de epidemia”, pese a que este cargo entró en vigor el 12 de mayo cuando se publicó su normativa en la Gaceta Oficial de la República.

El delito de propagación de epidemia

Las autoridades cubanas ha utilizado la figura de “propagación de epidemia” para imponer multas injustas o realizar arrestos arbitrarios contra activistas, inventando que no están cumpliendo con las medidas preventivas ante la pandemia del coronavirus.

Además, la policía también aprovecha este delito para sancionar ciudadanos que se bajan el nasobuco para tomar agua o comer algo mientras están en las colas tratando de comprar alimentos básicos o productos de limpieza desabastecidos en la Isla.