NOTICIAS DE CUBA
¿Qué desarrollo puede haber en una Cuba donde la esperanza es el bien más escaso?
Díaz-Canel habla de desarrollo mientras Cuba no proyecta un crecimiento económico
Desde el exilio, no sorprende leer las palabras de Miguel Díaz-Canel, quien, a través de la “marcha del pueblo combatiente” intenta nuevamente responsabilizar al embargo de Estados Unidos y a la lista de Estados patrocinadores del terrorismo por la crisis que asfixia a Cuba.
Al convocar a dicho evento, el presidente cubano escribió en X “Marcho por Cuba, contra el bloqueo genocida y contra la infame inclusión en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, que tanto daño causan a nuestro pueblo; y por la defensa del Socialismo: única explicación de que hayamos sobrevivido al cerco sin renunciar al desarrollo”.
Con un discurso repetido hasta el cansancio, el gobernante designado vende la imagen de una nación resistente, heroica, que “sobrevive al cerco” gracias al socialismo. Pero la realidad es otra. Cuba no sobrevive, Cuba se desangra, y no por factores externos, sino por la ineficiencia, la corrupción y la represión interna que definen al gobierno.
Hablar de “desarrollo” mientras los cubanos hacen colas interminables para adquirir alimentos básicos, mientras las farmacias están vacías y los hospitales carecen de insumos esenciales, es insultante.
No hay desarrollo en un país donde el pan escasea, el café es racionado y el salario promedio apenas alcanza para subsistir. La culpa de esto no es del embargo; es del sistema económico centralizado y obsoleto que estrangula la productividad y aplasta cualquier iniciativa privada que no sirva a los intereses del Estado.
Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Cuba tendrá un Producto Interno Bruto (PIB) negativo para el siguiente año, lo que representará un cumplimiento de tres años seguidos de recesión.
Este análisis prevé que el PIB de la Isla decrecerá un 1% en 2024 y un 0.1% en 2025, perpetuando una caída que comenzó en 2023 con una tasa de -1%.
Respecto a la denuncia contra EEUU, Cuba no está incluida en la lista de patrocinadores del terrorismo por capricho, sino por sus vínculos con grupos armados y su apoyo a regímenes autoritarios que desestabilizan la región.
A unos días de terminar su primera administración, el presidente Donald Trump volvió a incluir a Cuba en esa clasificación, porque el gobierno de la Isla durante varias décadas ha alojado y brindado atención médica a fabricantes de bombas, asesinos y secuestrados mientras que cubanos pasan hambre, además de carecer de medicamentos básicos.
Asimismo, el régimen castrista ha apoyado a guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y a disidentes de la extinta organización conocida como Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
No se trata de una infamia, sino de una realidad que el gobierno cubano se niega a admitir. Al mismo tiempo, la retórica antiimperialista se convierte en el escudo perfecto para justificar la falta de libertades, la persecución de disidentes y la inexistencia de derechos políticos fundamentales.
La llamada “marcha del pueblo combatiente” no fue más que una escenificación forzada. Los empleados estatales fueron obligados a participar, las escuelas presionaron a los estudiantes y los ciudadanos que deciden no sumarse enfrentan represalias sutiles, pero efectivas. La consigna de “defender el socialismo” no nace del corazón de un pueblo libre, sino del temor inculcado por décadas de vigilancia y control.
Los cubanos no marcharon por convicción; marchan porque es la única manera de evitar problemas. Mientras tanto, miles de personas abandonan la Isla, buscando un futuro que el gobierno no les ofrece. En el exilio, vemos cómo las familias se rompen y los sueños se postergan indefinidamente. El verdadero bloqueo es interno, es el que el gobierno impone a su propia gente.
Díaz-Canel afirma que el socialismo es la razón de la supervivencia de Cuba. Pero la realidad es que el socialismo cubano solo ha sobrevivido a costa del sufrimiento de su pueblo. ¿Qué desarrollo puede haber en una nación donde la esperanza es el bien más escaso?