Reconocen en prensa oficialista el negocio de las “tesis por encargo” en Cuba

El periódico provincial de Sancti Spíritus, Escambray, denuncia en sus páginas un complejo tema del que pocas veces se ha escuchado hablar en los medios, pero que en el ámbito popular es un secreto a voces.

Se trata de la realización de tesis de graduación universitaria por encargo. “Da lo mismo si son de alguna especialidad de la Medicina, Derecho, Arquitectura, Estudios Socioculturales… Hay escribas multifacéticos y distinguidos por carreras”, reconoce el artículo.

Según el “mercado de tesis”, algunas investigaciones valen 40 CUC hasta con el Power point incluido o en otra modalidad se cobran por la cantidad de hojas que el cliente haya decidido “investigar”.

La prensa oficialista aclara que si existen otras actividades lícitas aprobadas por el gobierno como “las mecanógrafas, quienes se dedican a las impresiones, fotocopias, escáneres, que también se utilizan en pos del proyecto final, pero que no implican ceder los derechos del autor —y más que eso sus conocimientos— a alguien ajeno que, en primera instancia, lo más que va a hacer es cortar y copiar”.

El modus operandi reconocido es que el estudiante recaba una investigación similar y el trabajo del “hacedor de tesis” se queda en cambiar títulos y problemas investigativos, cotejar estadísticas y reescribir resultados. De esta forma el estudiante se gradúa “no pocas veces, con 5 puntos” y el escriba se echa en el bolsillo una suculenta ganancia.

La otra parte del asunto recae en las autoridades académicas y el tutor designado del proyecto de investigación sobre los cuáles la publicación se pregunta: “¿Y los tribunales no advierten el calco reiterativo? ¿Y a quienes pagan no les duele el engaño?”

“Hasta hoy en las universidades espirituanas se trata tan solo de una incertidumbre y no hay modo probado para llegar a certezas”, cuenta el medio provincial, que entrevista a al vicerrector de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez (Uniss), Pedro Fuentes Chaviano.

“Es difícil de detectar. Como regla, los trabajos de diploma responden a proyectos de investigación o a problemas de la producción o los servicios donde han hecho sus prácticas laborales y siempre tienen un tutor por la universidad”.

“También se realizan talleres de tesis donde el estudiante tiene que venir a explicar lo que ha hecho hasta el momento y debe hacerlo acompañado de su tutor. No obstante, cada facultad en su plan de prevención tiene establecido un grupo de medidas para detectar cualquier tipo de fraude en los ejercicios de terminación de estudios”.

Como ejemplo el también doctor en ciencias expuso a la luz pública un caso de plagio ocurrido hace cinco años atrás en la vecina Universidad de Ciencias Médicas.

“No hay mecanismos para detectarlo, puede existir la duda. No hay nada institucionalizado para tener certeza de que el producto presentado desde el proyecto hasta el final no lo haya hecho el estudiante. De darse esos casos, cada cual desde la moral puede combatir el fenómeno”.

“En los programas académicos de maestría y doctorado se es más riguroso y hay menos masividad. El riesgo existe, pero hasta ahora no se nos ha dado ningún caso. No hay que confiarse, sino perfeccionar”, dice como consuelo el académico.

Entre los riesgos más frecuentes de esta práctica figuran los relacionados con la toda la sociedad a la cual sale a ejercer su trabajo ese doctor en medicina o ingeniero.

El médico solo puede conocer las cifras, por ejemplo, de los hipertensos que viven en su área de Salud, pero no tiene idea de cómo accionar para luchar contra ese mal o en el ingeniero que no sepa poner en práctica los conocimientos adquiridos.