Republicano de origen cubano José Oliva apoya eliminación de ciudades santuario en Florida

El proyecto de Ley que acaba con las ciudades santuario en el estado de Florida fue aprobado por la Cámara de Representantes del Estado, contando con el respaldo del congresista republicano José Oliva que, paradójicamente, es hijo de cubanos radicados en Miami.

Según reseña Univisión, el proyecto de ley que lleva por nombre SB-168 fue aprobado en la Cámara de Representantes floridiana con la cantidad de 68 votos a favor y 45 en contra; dejando abierta la posibilidad de que los indocumentados puedan ser denunciados por cualquier funcionario público en Florida.

Entre los defensores de los inmigrantes del sur del estado de Florida, existe una gran indignación ante la aceptación de esta ley, principalmente porque en esta región residen la gran mayoría de los 810.000 indocumentados del estado.

Sin embargo, no hay dudas que uno de los elementos que mayor indignación y rechazo ha causado es el papel cumplido por José Oliva, presidente de la Cámara de Representantes de Florida, a quien los críticos señalan por desdeñar sus raíces en favor de sus beneficios personales y políticos.

Asimismo, con la aprobación de este proyecto de ley el Fiscal General de Florida recibirá la posibilidad de dar inicio a acciones civiles en contra de los gobiernos que no cooperen.

El republicano de 46 años de edad, logró popularizarse en los últimos dos años tras convertirse en el primer representante del condado de Miami Dade en convertirse en presidente de la Cámara de Representantes, luego de que Marco Rubio lo lograra en los años 2007 y 2008.

Oliva, millonario y propietario de una fábrica de puros, señaló que aunque ocupa una de las tres posiciones más importantes y poderosas del estado no posee ambiciones políticas para luego de que finalice su mandato el próximo año; y aseguró que a diferencia de otros dirigentes él no está en deuda con el sistema político.

Pese a sus raíces antillanas, el legislador estatal ha procurado pasar desapercibido en el debate sobre la política de EE. UU  hacia el régimen comunista en Cuba y la actual crisis de Venezuela y en su lugar prefiere dedicarse a abordar problemas locales como la salud, el aborto, la educación y el control de armas.

Gracias a su filosofía de un gobierno pequeño, se ha transformado en un fiel partidario de la reforma de la salud y responsabiliza a los monopolios subsidiados por el gobierno de los elevados costos de los servicios médicos.