«Respete el calvario de nuestra vida cotidiana»: Activista cubano a Frei Betto

El activista Leonardo Fernández Otaño compartió en su muro en Facebook una carta abierta al teólogo brasileño Frei Betto, quien aseguró hace unos días que en “Cuba no hay hambre. ¡Pero los cubanos tienen mucho apetito!”.

“Respete el calvario en que se ha convertido nuestra vida cotidiana”, pidió el también profesor al asesor de Cuba para el Programa de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional (SAN).

Frei Betto plasmó su “experiencia” de dos semanas en La Habana en un artículo publicado el pasado 24 de diciembre en el periódico oficialista Granma, donde aseguró que “la situación alimentaria” de la Isla “se ve afectada” fundamentalmente por el embargo de Estados Unidos.

“Sepa Ud. que en este archipiélago hay seres humanos que hacen largas colas para poder comprar carne u otro alimento para su familia; no hablemos de la ropa o los zapatos pues son un lujo y no una necesidad en medio de este viacrucis que vivimos”, escribió Fernández Otaño en respuesta al brasileño.

En esta tierra hay hambre, enfatizó, y le recordó al teólogo que el régimen al que defiende mantiene presos a cientos de jóvenes que marcharon el 11J para pedir alimentos, medicinas y libertad.

“Me resulta triste que Ud. se ponga siempre del lado del poder y no escuche el sufrimiento de tantas madres”, pues como seguidor de la Teología de la Liberación debería “optar siempre por los pobres, no defender estados totalitarios”.

Para ser más específico y mostrar la despreocupación del gobierno de Miguel Díaz-Canel por la seguridad alimentaria de la Isla, recordó cómo los campesinos cubanos pierden sus cosechas porque el Estado incumple los contratos.

“Si los hijos de esta tierra tuvieran la posibilidad de emprender sin trabas y con protección legal en todas las esferas de la economía, todos tendríamos carne de cerdo este año”, señaló.

Leonardo Fernández Otaño también preguntó a Frei Betto cuándo abandonará el discurso de la victimización gubernamental para pasar al del cambio. “Esto implica que cesen los chantajes a las familias de quienes disienten, los cercos policiales o los interrogatorios, que conste que nadie me lo contó yo lo he vivido”.