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Aumenta el precio de los productos: una libra de frijoles cuesta 90 pesos
Una libra de frijoles cuesta 90 CUP y la harina de maíz ya está en 30 CUP
Los primeros efectos de los nuevos impuestos del 10% sobre las ventas de los productos agropecuarios ya se hacen sentir en la ciudad de Santa Clara, el mercado de oferta y demanda eleva el precio hasta las nubes.
Según fotos enviadas a la redacción de Periódico Cubano por parte de una lectora que prefirió el anonimato, la libra de frijoles colorados cotiza en el mercado agropecuario en 90 pesos cubanos (CUP), mientras que la de garbanzos “equivalente a dos laticas que no dan para mi esposo y mis dos hijos” se cotizan a 100 CUP, de acuerdo con las palabras de la villaclareña.
Pero si los granos parecen caros, la situación de la harina es peor. En el mercado de Buen Viaje ubicado en la capital de la provincia central, una libra de harina de maíz cuesta 30 CUP. Antes de la entrada en vigor del mal llamado “ordenamiento monetario” solo costaba cinco pesos y en los días finales del 2021 se podía conseguir por 25 CUP, por lo cual es un hecho decir que los precios aumentan por día.
El salario mínimo en Cuba es de 2.100 CUP, por lo cual si se compran cinco libras de frijoles y dos de garbanzo en un mes, habría que destinar casi un tercio de la remuneración mensual para la compra únicamente de estos granos.
En el simple cálculo no se están teniendo en cuenta otros gastos que hay que efectuar para finalmente poner un plato de frijoles sobre la mesa. Ahí se pueden incluir, por ejemplo, los gastos de electricidad para su cocción, las especias para sazonarlos y hasta alguna proteína animal que le dé sabor.
La situación para los jubilados cubanos es mucho más crítica. Estadísticas oficiales cuantifican que de los 1.600.000 jubilados que hay en Cuba, la mitad, es decir 800.000 cobran el monto mínimo ascendente a 1.528 CUP.
Territorios como en el villaclareño, con una de las tasas más altas de población envejecida de Cuba sufre la situación inflacionaria con más rigor.
Un grupo amplio de economistas cubanos criticaron la decisión del gobierno de cobrar un impuesto del 10% sobre las ventas por la comercialización de productos del agro. La medida no podía llegar en peor momento, donde la escasez generalizada de alimentos y la inflación no para aumentar.
Tal y como advirtieron, el valor del impuesto fue trasladado por el comerciante al consumidor final con la elevación —más aún —del precio final del producto.