Vivir en la pobreza, la triste realidad de los ancianos en Cuba

El hijo de Carlos Estrada Fleites, vecino de 2da. No. 22, entre C y Ríos Santa Clara, cuenta que su padre labora en la Empresa de Servicios Técnicos y del Hogar en esa provincia y no encuentra respuesta acerca de su jubilación. 

“Su empresa presentó al Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass) el expediente de su jubilación en febrero y le fue devuelto por creer que era pensionado de Minint”, dijo al periódico El País. 

Sin embargo, denunció que lleva dos meses sin recibir salario alguno, y que cada vez que pregunta le dicen que no se ha recibido nada y que no se sabe quién le debe de pagar. 

Este es uno de los muchos ejemplos de los problemas que enfrentan los países de América Latina con sus sistemas de jubilaciones y pensiones, y Cuba se suma la crisis económica.

La esperanza de vida en la isla es de 79.1 años. Según el sistema cubano de pensiones, las mujeres tienen derecho a dejar de trabajar a los 60 años y los hombres a los 65, si han cumplido al menos 30 en el mundo laboral.

Dado a que los sueldos son extremadamente bajos, las jubilaciones suelen ser muy inferiores, por lo que a muchos no les queda más remedio que buscar ingresos adicionales para sobrevivir. Algunos han tenido la posibilidad de recibir apoyo de la misma sociedad.

Lidia Heredia Grinom tiene 86 años y comparte casa con su hijastra. Su marido murió hace 15 años. Cuenta que por las tardes vende cigarrillos y bolsas de plástico en una concurrida calle que lleva a la estación de autobuses de Santiago de Cuba. Necesita esos ingresos adicionales para vivir. 

Un caso similar es el de Aida Guerreros Blanco, quien tiene 92 años y se las arregla con 120 pesos mensuales. Vive en el centro de Bayamo, ciudad de unos 250 mil habitantes. Desde la puerta de su casa aborda a turistas perdidos con la esperanza de que le den algo de dinero después de conversar con ellos. 

Miguel Calzada, de 90 años, también se ha visto obligado a vender dulces y galleticas delante de su casa en Trinidad, un municipio del centro de Cuba conocido por su casco antiguo de estilo colonial, y sus calles adoquinadas. 

Desde que comenzaron las reformas raulistas o lineamientos se han venido eliminando subsidios que afectan especialmente a grupos vulnerables como los ancianos.

La disminución de productos subsidiados a través de la libreta de racionamiento es un buen ejemplo”, explica la socióloga Elaine Acosta, que considera que el aumento de las pensiones “no impactará” en ese grupo social por el contexto que vive el país, informó en El Nuevo Herald. 

Acosta, de origen cubano y residente en Miami, cree que el Estado está entregando la responsabilidad del cuidado de los ancianos a las familias, que tampoco tiene suficientes recursos para paliar el problema.

“Por un lado tienes a las autoridades diciendo que quieren enfrentar el problema del envejecimiento poblacional y por el otro eliminan subsidios y recortan los beneficiarios de la asistencia social. Tenemos un problema con eso”, explicó

Cuba es el país más envejecido de América Latina, con un 20.1 por ciento de personas mayores de 60 años.

Esto, unido a los bajos niveles de natalidad y fecundidad han hecho que el Gobierno se enfrente al reto de que un cada vez más reducido grupo de personas laboralmente activas, tengan que sostener a un creciente número de jubilados y pensionados.