Biden acusa a China de ocultar “información crítica” sobre el origen del COVID-19

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acusó al gobierno de China de ocultar información que podría llevar a descubrir el origen del COVID-19.

Esta semana se dieron a conocer los resultados de la última investigación ordenada por el gobernante estadounidense, que al igual que los anteriores, no fueron concluyentes.

No obstante, sí se descarta casi por completo que el virus haya sido creado como un arma biológica, aunque se mantiene como una de las hipótesis más fuertes sobre su origen que sí fue creado en un laboratorio, de donde se fugó por accidente.

Varias irregularidades en las versiones del gobierno chino durante 2020 fortalecieron los rumores de que el virus fue creado, aunque el país asiático lo negó en todo momento.

Ahora, expertos creen que el origen del virus SARS CoV-2 podría aclararse hasta dentro de unos años, pero las dos teorías principales son: el virus pasó de un animal a un ser humano, o se trató de un accidente de laboratorio, si bien no de un arma biológica.

La investigación sobre el origen del virus fue solicitada por Biden en mayo pasado, luego de que China obstaculizara las investigaciones de la Organización Mundial de la Salud y una investigación previa de EEUU.

Biden ya había cuestionado previamente las intenciones de China de descubrir el origen de la pandemia, señalando que habían entorpecido las investigaciones al negarle el acceso a los inspectores a áreas clave.

Este sábado reiteró las acusaciones, afirmando que el régimen del gigante asiático deliberadamente esconde “información crítica” sobre el COVID-19.

“Los funcionarios del gobierno en China han trabajado para evitar que los investigadores internacionales y miembros de la comunidad de salud pública mundial accedan a ella (la información)”, explicó Biden.

China oculta información del COVID-19

China ha encarcelado a periodistas de su país que han indagado en el origen de la pandemia, así como a aquellos que han tratado de reportar los efectos de la misma.

Esto porque expertos internacionales afirman que el verdadero número de infectados y fallecidos en China es muy superior a las cifras oficiales dadas por el gobierno.

Desde el año pasado además ha surgido información que pone aún más sospechas sobre el régimen chino, como la muerte de científicos en circunstancias “misteriosas”.

En mayo de este año, The Wall Street Journal realizó un importante descubrimiento en sus investigaciones periodísticas: que investigadores del Instituto de Wuhan habían estado gravemente enfermos y fueron hospitalizados en noviembre del 2019.

Posteriormente, en junio, el diario The New York Post informó que el científico militar chino, Zhou Yusen, firmó la patente para una vacuna contra el COVID-19 en febrero del 2020, antes de que hubiera un contagio internacional.

Estos hallazgos sugieren que China llevaba investigando el coronavirus causante del COVID-19 por lo menos desde el 2018, y que además no notificó a tiempo cuando se registraron los primeros casos.

Zhou, el firmante de la vacuna, fue asesinado a tiros en mayo del año pasado, algo que también figura en la investigación ordenada por Biden.