Aumenta exportación de café cubano a costa de los campesinos independientes

Autoridades de la industria alimenticia cubana presumieron esta semana del aumento en la exportación de café, así como del sobrecumplimiento de las metas previstas, sin explicar que ese “sobrante” no contemplado ha sido decomisado a productores cafetaleros independientes.

Según dijo a la prensa nacional el especialista en calidad Luis Delgado Vázquez los planes exportables se han cumplido hasta la fecha en “un 35% por encima de lo planificado”.

“Ya se cumplió pese a la COVID-19, el plan con destino al exterior con unas 171 mil toneladas de granos de café”, dijo ante las cámaras de la Televisión Cubana.

Pero Delgado Vázquez no explica que hay dos problemas con ese café: que una buena parte le fue robada a los productores bajo concepto de “decomiso” y que, si las metas de exportación se cumplen, no tiene ninguna importancia para la población, pues este producto no es ampliamente distribuido en la red de comercio interior.

El robo a los productores: entre decomisos y mala paga

Aunque el preciado café es vendido por el Estado en más de 12 mil dólares la tonelada, y ofrecido como producto de lujo a marcas internacionales como Nespresso, los campesinos reciben solo una ínfima parte de esta ganancia.

Además de que se les paga poco, el régimen ha recurrido a sus operativos ejemplarizantes para acusar a algunos de “acaparamiento” y quitarles su mercancía.

A un productor de Santiago de Cuba le decomisaron su café en días recientes. Aunque afirmó ser productor desde hace años, las autoridades alegaron que no tenía la documentación correspondiente.

También hace unas semanas, otro productor fue detenido y le incautaron varios bultos de café, acusado también de no comprobar su procedencia.

El Estado ha ejecutado estos operativos desde hace un par de meses y entre los productos mayormente decomisados está el café. Aunque los detenidos muestran permisos o licencias, estas siempre son rechazadas por las autoridades por una u otra razón y el producto se les confisca.

La cantidad 171 mil toneladas producidas se traduce en 2 mil 52 millones de dólares, calculados según el precio expresado por la prensa oficialista, pero los productores reciben un sueldo miserable.

Tampoco pueden oponerse a venderle al Gobierno sus productos o a seguir produciendo, pues están prácticamente esclavizados por un régimen económico que controla toda la cadena de producción, desde cuánto deben producir hasta dónde y a qué precio lo venden.

Ni campesinos, ni cafetaleros, ni productores de carne de cerdo pueden vender por su cuenta porque son arrestados por “actividad económica ilícita” y ninguno puede negarse porque entonces se les revoca la licencia.