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Fidel Castro: un mentiroso y mesiánico resentido
Habría que calificarlo como uno de los peores administradores de Latinoamérica en el siglo XX

Fidel aseguró que no se efectuarían expropiaciones, se establecería un gobierno democrático y que él no aspiraba a la presidencia. Los hechos posteriores contradirían estas declaraciones. (Captura de pantalla © Entrevista CBC – YouTube)
“Aunque nos declaréis culpables mil veces, la diosa eterna del juicio final destruirá la acusación y se sonreirá ante el veredicto del tribunal porque ella nos absolverá…”, es una de las frases más célebres pronunciadas por Adolf Hitler en el juicio por alta traición al que fue sometido luego de fracasar en el putsch o golpe de Estado de la cervecería.
Fidel Castro, durante los juicios políticos por los ridículos sucesos del Moncada en Santiago de Cuba, lo copió casi de manera textual. “En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura, como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la Historia me absolverá”. Un panfleto reelaborado donde ni una coma es verdad.
Años después, y ya en la Sierra Maestra, llevó a cabo un plan para ganar adeptos y apoyo popular. Su retórica se basaba en:
- Restablecer la Constitución de 1940
- Establecimiento de una democracia plena
- Elecciones presidenciales libres
- Libertad de la prensa
- Libertad de presos políticos
“Yo no estoy interesado en el poder, no lo ambiciono”, repetía y repetía. Cuestión muy discutible teniendo en cuenta que gobernó por más de cincuenta años y no implementó nada de lo que prometió. Traicionó a su propia Revolución, a sus compañeros y al pueblo.

Su carácter egocéntrico lo llevó a pensar que siempre tenía la razón y que el mundo estaba errado. (Captura de pantalla © Entrevista a Epigmenio Ibarra del Canal Imevisión – YouTube)
Una vez en el gobierno, encaminó todas las medidas que tomó a consolidar su autoridad y cerrar las filas a cualquier brecha, por donde pudiera escapar un milímetro de su poder. Empleó la barbarie y la pena de muerte contra sus enemigos políticos.
Eufórico y esquizofrénico, durante la llamada Crisis de los Misiles en Cuba en octubre de 1962, llegó a sugerirle a Nikita Jrushchov, en ese entonces máximo líder de la extinta Unión Soviética (URSS), que tomara ventaja y realizara el primer ataque nuclear contra los Estados Unidos.
Fidel Castro intervino toda la industria nacional y extranjera, confiscó los bancos y se negó a pagar indemnizaciones. Convirtió a Cuba en un país socialista y satélite, sin rumbo, de la URSS, demostrando su falta de visión política y creando un panorama sombrío para el desarrollo económico de la nación. Las consecuencias de sus acciones son evidentes hoy en día.
Dentro de la Isla no permitió nunca periodistas incómodos, la prensa era hermética y cómplice para empujar su proyecto comunista. A nivel internacional, seleccionó meticulosamente a sus portavoces; el dictador entendía la importancia de tener una “buena imagen” frente al mundo, y a ello se dedicaron periodistas y escritores afines como Gabriel García Márquez, Ignacio Ramonet, Luis Conte Agüero o Frei Betto, todos lacayos de Castro.
Su carácter egocéntrico lo llevó a pensar que siempre tenía la razón y que el mundo estaba errado. Su política se trazaba sobre estos pilares falsos, y gobernaba la Isla como si esta fuese su patio trasero. Llegó a contar con más recursos financieros que la propia nación y, según confesión de sus propios guardaespaldas, fue recurrente que prestase dinero al gobierno, cobrándole incluso con intereses. Algo insólito.
Si juzgáramos sus resultados socioeconómicos, habría que calificarlo como uno de los peores administradores de Latinoamérica en el siglo XX. De la próspera nación que le arrebató a Fulgencio Batista, entregó a su hermano Raúl un país endeudado y empobrecido, cuyos habitantes emigran para no morir de hambre.
El país que mal construyó está por derrumbarse y se abrirán nuevos caminos. Cuba volverá a sonreír, con algún nuevo proyecto alejado del comunismo. Será una nación con espacio para todos, como soñó el Apóstol José Martí; donde las escuelas eduquen y no adoctrinen, donde Dios sea parte intrínseca de su futuro, donde el culto a la personalidad desaparezca y la virtud prevalezca en sus ciudadanos; donde no haya cabida para ladrones ni vicios, y donde el comunismo sea desterrado para siempre.
Artículo de opinión publicado bajo la Política de Renuncia de Responsabilidad de Periódico Cubano

EL LATIGO
14 de agosto 2024 7:43 AM at 7:43 AM
lo mas bonito que todos lo sabian y se le unieron a este asesino hdp y ahora aqui son patriotas
Sabiondo
31 de mayo 2024 8:32 AM at 8:32 AM
El más hp de los cubanos, un genio del mal que ha destruido a Cuba.
Pedro Rodriguez
30 de mayo 2024 1:59 PM at 1:59 PM
Fidel Castro no nacionalizo nada….lo expropio, incauto, confisco pero no nacionalizo nada. Eso implicaria pagar por el valor de ese momento aunque fuese
en 15 , o 20 anos. Lazaro Cardenas, en Mexico, si nacionalizo la industria petrolera en 1938…..pero en 20 anos pago el costo de la nacionalizacion.
Muy buen articulo pero comete el error de otros autores de mencionar la “nacionalizacion”.