Cuba y Taiwan: las antípodas del desarrollo económico

Quien fuera la economía número veintinueve del mundo hoy anda como pedigüeño solicitando leche para sus niños. (Foto © Periódico Cubano)

El caso de Cuba ocupa titulares en toda la prensa internacional. La pregunta que intriga es la siguiente: ¿Cómo un país que en 1958 ocupaba un lugar privilegiado dentro de la economía del planeta ha llegado a niveles tan miserables?

Quien fuera la economía número veintinueve del mundo hoy anda como pedigüeño solicitando leche para sus niños.

Nada se produce en el país. Un reconocido historiador cubano, Manuel Moreno Fraginals, en su fabulosa obra El Ingenio, narraba que un esclavo de plantación en la Cuba del siglo XIX se alimentaba diariamente con media libra de carne, tasajo, viandas y frijoles. Todo un banquete si lo comparamos con la dieta actual del cubano promedio. En este sentido, el retroceso ha sido de dos siglos.

Esto tiene una simple explicación: es la consecuencia de un sistema fallido que solo genera miseria, hambre, represión, violaciones de los derechos humanos y falta de esperanza. Esto es el socialismo. Es una sociedad que muere, un destino al abismo. Esta ha sido nuestra historia por sesenta y cinco años: promesas, engaños y errores. Preguntémonos, ¿qué hubiera sido de Cuba si el camino escogido hubiera sido otro, el del libre mercado, la vía democrática y la propiedad privada?

El caso de Taiwán

Taiwán es una pequeña nación insular a 180 km al este de China, con ciudades modernas y tradicionales templos chinos. (Captura de pantalla © Crea Y Transforma – YouTube)

En el extremo oriental de Asia, un pequeño país que cabe tres veces dentro del territorio de Cuba, y que también sufrió más de cincuenta años de dictadura, optó por un camino muy distinto al que la cúpula castrista condenó a nuestro país. Nos referimos a Taiwán. Su evolución transcurrió en medio de una complejísima situación política por la injerencia china que insiste en controlar su independencia.

Aun así, este país ha avanzado convirtiéndose en la economía número veintidós del mundo. El establecimiento de una democracia y resortes activos de un modelo de mercado hicieron el milagro. Téngase en cuenta que ya en 2022 su producto interno bruto (PIB) alcanzaba los mil millones de euros, y su ranking per cápita de 31 mil euros superaba por cuatro veces los índices de Cuba, ocupando el puesto número treinta y cinco de la economía mundial.

¿Cómo fue posible esto? La existencia de una democracia real, de un modelo de mercado donde la propiedad privada incentiva la producción, un Estado que deja hacer, que no fija precios ni establece controles absurdos, que mueve y promueve la iniciativa creadora de su gente, y que gobierna como un Estado de derecho, sin corrupción, este ha sido el milagro.

Mientras en Cuba

El panorama general del país es caótico, el hambre cubre toda la sociedad. (Foto © Periódico Cubano)

Se debate en polémicas partidistas ajenas a las realidades de un mundo cambiante. La población carece de alimentos, agua, electricidad y cualquier otro servicio básico. Un gobierno tiránico que no sabe cómo producir, pero sí sabe reprimir, se aferra al poder como único medio de subsistir.

Bastaría un detalle para mostrar la cruda realidad de un pueblo que sufre. Ya es común ver el entierro de un ser humano en un carro de caballos, o incluso peor, en una carretilla de mano, por no contar con ningún otro medio.

Un hospital, sin sábanas, bombillas, baños, medicinas, agujas, vendas ni guantes, muestra un verdadero infierno para un paciente. Estas son las consecuencias del robo, la manipulación y de un sistema que multiplica la miseria: el socialismo.

Cuba no produce nada; su otrora rica industria azucarera ha sido destruida. Un recuento breve nos muestra que de 155 centrales azucareros solo quedan apenas 56, y en mal estado. Careciendo de mantenimiento, actualmente apenas producen 480 mil toneladas, muy lejos de aquellos tiempos que nos convirtieron en la azucarera del mundo. Hoy, Cuba importa azúcar desde Francia y Brasil.

En lo que nos concierne, el único sector que crece en Cuba es el de la explotación de su mano de obra, que exporta a más de 67 países. Me refiero a la explotación de profesionales que, en 2022, les produjo ganancias netas de casi 5 mil millones de dólares, muy por encima del valor de sus cuatro principales productos de exportación: pesca, minería, azúcar y tabaco.

Este valor equivale al 69% del total de sus exportaciones. En cifras preliminares, se calcula que ya desde 2015 el número de profesionales en misiones supera los 60 mil.

Según datos de 2023, la agricultura apenas cubrió el 38% de la demanda. Ningún sector cumplió sus compromisos, y la dictadura exige a los campesinos producir a pérdidas, como si la política pudiera manipular la economía. Las producciones de arroz, tabaco, carne, café, huevos y madera estuvieron muy lejos de satisfacer la demanda interna, generando tristeza en los hogares cubanos. Se dejó de producir 238 toneladas de viandas, 171 toneladas de hortalizas, más de 4 mil toneladas de café y casi mil millones de huevos.

La ganadería se sumó a este caos productivo, dejando a la población sin carne y con un déficit de más de 212 millones de litros de leche. Hoy, Cuba mendiga leche para los niños cubanos, lo cual es una verdadera vergüenza. Como dato curioso, en 1958, Cuba producía más de 800 millones de litros de leche fresca y unos 72 millones de latas de leche condensada.

La única alternativa del Partido Comunista ante esta gigantesca crisis es detener la catástrofe, lo que les resulta imposible por la aplicación de políticas descabelladas que, en vez de paliar la tragedia, le suman nuevos ingredientes. La reforma salarial, quizás, fue la peor de las decisiones, aumentando los salarios por cinco mientras los precios subían quince veces su valor.

Fidel Castro, el hombre fuerte que impondría el rumbo y el carácter de la revolución, era el inicio del socialismo y la miseria en Cuba. (Foto © Periódico Cubano)

Un jubilado en Cuba hoy no alcanza los 8 dólares, mientras que un especialista de alto nivel no sobrepasa los 25 dólares mensuales. Tal situación hace imposible la subsistencia de al menos el 85% de la población.

Es preciso destacar, en el orden social, que muchos ciudadanos apoyan hipócritamente a la dictadura, sobreviviendo con remesas en dólares, lo que muestra la hipocresía y el oportunismo.

Todo esto ha hecho caer la careta a la tiranía cubana; ya el mundo conoce sus intenciones, métodos y falta de escrúpulos de un régimen que se cae a pedazos. La Unión Europea ha empezado a discutir si vale la pena seguir sosteniendo a un régimen tan impopular y represivo.

El terror impuesto por la dictadura para sostenerse arroja cifras espeluznantes: 7,365 ejecuciones, 20,000 presos y cuatro millones de exiliados. Un Estado carente de decoro que reprime ante las cámaras y luego niega tales actos, contando con una prensa servil y cobarde.

Pero esta tragedia ya está llegando a su fin; les resulta inútil toda su campaña de desinformación. El pueblo cubano está en la calle, resiste los ataques de una banda de bandoleros y, con el grito de «Patria y Vida», ha abierto una brecha que nos llevará a la libertad.