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Los “crímenes de lesa humanidad” que Cuba ha cometido contra Otero Alcántara y otros activistas

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Los “crímenes de lesa humanidad” que Cuba ha cometido contra Otero Alcántara y otros activistas

Según los parámetros de la ONU, el régimen comete constantes crímenes contra sus ciudadanos

A pesar de que Cuba se jacta a nivel internacional de respetar los derechos y ser un ejemplo de “humanidad”, principalmente por sus misiones médicas en el extranjero, en realidad el gobierno del país comete sistemáticamente varios “crímenes de lesa humanidad”.

Pese a formar parte de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU), es bajo los parámetros de la propia organización que se pueden señalar las violaciones de Cuba a los decretos internacionales.

De acuerdo con la página oficial de la ONU, los “crímenes de lesa humanidad” son considerados como tales en las leyes de varios países, siendo un término que ha evolucionado a través de varias jurisdicciones internacionales.

Sin embargo, el concepto no se acepta aún universalmente, como en el caso del “genocidio” o los “crímenes de guerra”.

No obstante, la Organización de las Naciones Unidas afirma estar trabajando para ello, y que la prohibición de aquellas acciones consideradas como “crímenes de lesa humanidad” sigue aplicándose, desde su jurisdicción, a todos los Estados.

En ese sentido, podría señalarse al régimen cubano por su incidencia en varias de las categorías, en especial por sus acciones recientes y cómo ha procedido contra el artista y activista Luis Manuel Otero Alcántara.

¿Qué es un “crimen de lesa humanidad”?

La ONU señala una lista de actos, los cuales califican como crímenes de lesa humanidad “siempre que sean cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático, dirigido contra cualquier población civil, con conocimiento del ataque”.

Entre las acciones señaladas por el organismo está: el asesinato, la esclavización, el aprisionamiento u otra forma de privación de la libertad física en violación de las leyes internacionales fundamentales, la tortura, persecución, la desaparición forzada, entre otros.

De manera general, la ONU considera como crimen de lesa humanidad “cualquier acto inhumano de carácter intencional que cause gran sufrimiento, o lastime seriamente el cuerpo, la salud física o mental”.

En ese sentido, está claro que todos los mencionados son actos cometidos sistemáticamente por el gobierno cubano, de manera generalizada y dirigidos hacia una población civil específica: los opositores políticos.

Aunque podría pensarse que una “población civil” se refiere exclusivamente a un tema de raza, el estatuto también aclara que, a diferencia del genocidio, los crímenes de lesa humanidad pueden cometerse contra cualquier facción civil, independientemente de su afiliación política o identitaria.

Tipos de crímenes de lesa humanidad cometidos por Cuba

En el primer caso mencionado, el Asesinato, podrían considerarse el caso del activista fundador del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL), Oswaldo Payá, quien falleció en extrañas circunstancias, según su familia, a manos del gobierno, por su labor opositora y sus proyectos civiles.

En el caso de la Esclavización, el gobierno cubano la comete con sus profesionales en brigadas extranjeras, principalmente el personal de salud.

A través de diferentes organizaciones y gobiernos, cientos de brigadistas han denunciado las condiciones inhumanas de trabajo en dichas misiones, con jornadas de entre 12 y 15 horas, sin poder salir ni hablar con nadie, y cobrando solo una ínfima parte del que debiera ser su salario, solo si regresan a la Isla, donde se les entrega.

En su caso entre el 75% y 90% de su salario se lo queda el régimen, que se enriquece por millones con su labor, completando el proceso de esclavismo.

Por otra parte, el Aprisionamiento o privación de la libertad, es el más común denunciado por activistas, artistas y periodistas de la Isla, que constantemente son detenidos y muchas veces encarcelados pese a no haber cometido delitos.

Son casos como el de Luis Robles, quien caminó con un cartel por La Habana y está a punto de cumplir 6 meses de prisión, donde ha sido golpeado y torturado, todo además sin ninguna justificación y sin haber podido ver a su familia en todo este tiempo.

También es el caso de los periodistas y activistas detenidos en la manifestación de la calle Obispo el pasado 30 de abril, a punto de cumplir un mes encerrados solo por transmitir en vivo los hechos, y también incomunicados desde entonces, ya hasta trasladados a prisión.

A ellos se suman más de 130 presos políticos y de conciencia reconocidos por organizaciones civiles, y todos aquellos que han sido retenidos en sus propios domicilios, a riesgo de ser arrestados si llegan a salir, aunque formalmente no se les notifica, porque no han cometido delitos.

El caso más reciente y célebre sería el del artista Luis Manuel Otero Alcántara, quien lleva 22 días “hospitalizado”, sin poder comunicarse por ningún medio con nadie, ni siquiera su familia.

De Otero solo se sabe que sigue con vida por videos que el gobierno da a conocer, editados y en los que el opositor se ve sumamente desnutrido, además de ido, por lo que muchos temen que lo hayan drogado o enfermado, como ha ocurrido con otros opositores en hospitales del Estado.

En el caso de Otero también entraría la Tortura, pues se ha alertado que está siendo tratado con electrochoques, probablemente sin anestesia, además de estar recibiendo tratamientos desconocidos, que no han sido reportados por el régimen, como tampoco ha aclarado sus supuestos padecimientos.

La tortura física y psicológica por parte del régimen también es ampliamente conocida, especialmente aplicada en sus presos políticos, quienes son golpeados, aislados, dejados sin comer, sin agua, sin métodos de higiene, e incluso, sin atención médica.

En sus interrogatorios se recurre además a la violencia sexual, al obligar a sus detenidos a desnudarse pese a no haber cometido delitos y carecer de una orden oficial. Las torturas psicológicas en estos también son aplicadas y extenuantes, como demostró el caso del joven que se auto lesionó durante un interrogatorio por no soportar la tortura psicológica.

Sobre la Desaparición forzada, entra en la misma categoría común que las detenciones arbitrarias, pues cada día son reportados diferentes opositores que fueron “detenidos” por el régimen y de los que no se sabe nada por horas, días, e incluso semanas.

La Persecución incluye todo lo anterior, que se ha desarrollado de manera sistemática y constante por parte del Estado cubano hacia sus facciones opositoras.

Son miembros de diferentes organizaciones civiles y periodistas independientes, todos con diferentes fines y metas, pero todos con denuncias en común del hostigamiento, las detenciones arbitrarias, los arrestos domiciliarios (todos extraoficiales y sin justificación), las agresiones, los actos de repudio, y en sí el acoso constante de las autoridades cubanas y hasta de sus seguidores.

De acuerdo con la ONU, para considerar a estas acciones como “crimen de lesa humanidad”, deben cumplir con ser “sistemáticas” y “con conocimiento del ataque” por parte de quien las comete.

“El elemento contextual determina que los crímenes de lesa humanidad involucran violencia a gran escala en relación con el número de víctimas o su extensión en un área geográfica amplia (generalizada), o un tipo de violencia metódica (sistemática). Esto excluye los actos de violencia aleatorios, accidentales o aislados”, señala la página de la ONU.

“Además, el artículo 7 (2) (a) del Estatuto de Roma determina que los crímenes de lesa humanidad deben cometerse en cumplimiento de la política de un Estado o de una organización para cometer un ataque. El plan o política no necesita ser estipulado explícitamente o adoptado formalmente y, por lo tanto, puede inferirse de la totalidad de las circunstancias”, añade.

En ese sentido, se pueden catalogar las acciones descritas como “crímenes de lesa humanidad”, pues todas son ordenadas por el Estado cubano, con conocimiento de causa -al igual que su ejecución -para atentar contra la integridad de sus víctimas.

Incluso aunque el gobierno de Cuba niega terminantemente tal persecución y tales ataques, todos se encuentran documentados y pueden legitimarse, al igual que los motivos por los que los cometen.

Pese a lo claro de la situación, Cuba sigue contando con el respaldo de la ONU, quien impuso los estándares para este tipo de crímenes, y de varios de sus países miembros.

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