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«Un Socio pa tu Negocio» con Boncó Quiñongo y Manuel Milanés

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«Un Socio pa tu Negocio» con Boncó Quiñongo y Manuel Milanés

Hoy sé que invertir en algo que pueda generar una ganancia después es mejor que gastar solo en cosas que queremos

«Un Socio pa tu Negocio» con Boncó Quiñongo y Manuel Milanés

Conversando el otro día con mi amigo, el comediante Bonco Quiñongo, me preguntó sobre lo que opinaba de la decisión de un amigo suyo de comprar un auto de lujo con su primer salario.

El amigo en cuestión, el reguetonero cubano conocido como “El Chulo”, cometió el clásico error de todos los pobres cuando comienzan a percibir un poco de dinero: se lo gastó.

“¿Hizo bien?”, me preguntó Quiñongo con ingenuidad, explicando que su amigo había comprado un Rolls Royce en efectivo con la primera gran suma que había percibido fruto de su trabajo musical y alegando que el boxeador Floyd Mayweather también tiene autos de esa marca.

La comparación está de más, pero es el ejemplo exacto de por qué cuando uno logra ganar algún dinero o por cualquier circunstancia recibe dinero “extra”, no debe gastarlo en tonterías, sino pensar a futuro en lo que podría generarle.

Mientras el boxeador percibe alrededor de 100 millones de dólares por pelea y tiene un garaje lleno de automóviles de lujo, además de múltiples inversiones en diferentes rubros; nuestro reguetonero apenas empieza su carrera musical y probablemente gastó la mayor parte de lo que ganó.

Es el error que cometemos los pobres con nuestro primer salario. Nuestra mentalidad, una que yo mismo tuve en su momento, es gastar. “Yo me lo merezco”, “para eso trabajo”, “nos vamos a morir jóvenes”, todas esas son palabras de pobres que hacen que el pobre se quedé así.

El pobre se gasta todo lo que gana, porque se lo merece, porque puede y antes no podía, por lo que sea, pero gasta sin pensar en cómo invertir de manera sensata el dinero que tiene y por eso es pobre.

Es una fuga, algo que no genera; que cómo llega, así se está yendo por otro lado sin dejar beneficios al intermediario, en este caso, uno mismo.

“El Chulo” pudo haber invertido en su propia marca de ropa, en su perfume, hasta en su propia marca de café y habría sido más redituable que comprar un auto de lujo que ni siquiera cumple con su función de dar el, tan buscado también por los pobres, estatus.

“Es cuestión de estatus”, me había dicho mi amigo. Pero no lo es. Porque “El Chulo” compró un auto de lujo de segunda mano, usado, además un modelo 2015, devaluado, de cinco años atrás.

Para mostrar estatus, los autos de lujo tienen que ser recientes, así que además de no enviar el mensaje correcto, el de nuestro intérprete es una pésima inversión, porque ese auto lo único que va a hacer con el tiempo es devaluarse más, hasta que solo se lo compre otro pobre.

En este caso la verdad es simple: si no es una persona con un ingreso sólido que pueda sustentar que parte de su ganancia es para un carro de lujo, a mí me parece que fue una decisión bien tonta.

Ahora, una persona normal no tiene la solvencia para tomar este tipo de decisiones tontas, pero sí para desperdiciar lo que gana en cosas inútiles y, dentro de nuestro rango, costosas.

Yo mismo cometí esa tontería con mi primer salario. Había ganado 20 dólares en un mes y en ese tiempo para mí eso era tener dinero, así que tomé la decisión de todos los pobres, me lo gasté.

Me compré unos jeans de 18 dólares. Gasté el 90% de mi salario en una prenda que igual y necesitaba, pero que pude haber conseguido por una cantidad que no significara perder todo mi ingreso.

El Rolls Royce de “El Chulo” junto a mis pitusa permanecen como recuerdos de malas primeras inversiones, como los tenemos todos.

Lo importante es salir de esa mentalidad de pobreza, dejar de pensar que vivimos a prisa y que es mejor gastar el dinero cuando lo tenemos, porque luego seguimos vivos y además sin dinero, seguimos pobres.

Como economista tomé malas decisiones y perdí dinero. Hoy sé que invertir en algo que pueda generar una ganancia después es mejor que gastar solo en cosas que queremos.

En el caso del reguetonero, si esos 175 mil que gastó en efectivo, los hubiera puesto en un fondo de inversión, reinvirtiendo lo ganado a un 12% al año, en cinco años tendría más de 317 mil dólares, cuando en ese mismo lapso, el auto que hoy compró en casi 200 mil dólares no va a valer nada.

La idea de gastar siempre es tentadora, más aún cuando el ganar dinero requiere de un esfuerzo tan grande, pero siempre va a ser tonto e insensato gastar dinero cuando no te sobra.

Artículo escrito por Manuel Milanés, empresario cubano, economista y experto en finanzas radicado en Estados Unidos. ¿Quieres mejorar tu negocio? visita su página haciendo clic aquí

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